A sus 33 años, Alejandro Chao Barona obtuvo su título en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México. En ese mismo año, 1969, concretó uno de sus ideales: implementar un nuevo sistema de educación. Fue cofundador de la Escuela Kairós, en la ciudad de México, una escuela con un enfoque activo y psicoanalítico, totalmente innovador.
Kairós quiere decir "El momento preciso".
La madrugada del lunes, el investigador, catedrático y académico y su esposa Sara Rebolledo fueron asesinados en su casa en Cuernavaca. Las autoridades identificaron el crimen como un "intento de asalto".
La investigación de la Fiscalía General del Estado informó que la pareja llegó a su casa y descubrió a los ladrones. Los delincuentes los golpearon repetidamente en la cabeza con una piedra, hasta que les causaron la muerte.
"(Chao) Era uno de los directores (de Kairós). Jugaba, trabajaba, (fue) una gente muy querida, muy solidaria. La escuela era una maravilla", cuenta Asunción Ortega, maestra de Kairós y hermana de Cristina Payán, también fundadora y directora de esa escuela.
"La escuela llegó a tener como cuatro maestros para el Jardín y seis para la primaria. Además de los maestros de música, carpintería, cerámica, para los alrededor de 200 alumnos. A veces hasta 270", contó. "Esa escuela tenía una visión diferente a las tradicionales. El psicoanálisis la hacía diferente".
Cuando Asunción llegó a Kairós conoció a Alejandro y a su esposa Sara Rebolledo, que tenía un vivero. "Éramos como una familia grandota", dijo Asunción y su risa por el teléfono se escucha como cuando recuerdas los mejores momentos de la vida.
La escuela a cargo de Chao y otras personas era el lugar donde niños y adultos convivían con un fin en común: la educación. "No era una escuela tradicional. Era una maravilla. Era una constante creatividad, creatividad, por todos lados", recordó Asunción, quien ahora tiene 72 años.
Una de las estudiantes de Kairós, Inna Payán, productora de la cinta "La Jaula de Oro", que se estrenará próximamente. Su mamá Cristina Payán colaboró con Chao y otras personas para fundar la escuela.
"Era muy amigable, estaba haciendo un nuevo sistema de educación para el país desde su trinchera. Creo que fue muy feliz y lo disfrutó mucho. Era muy juguetón, muy buen maestro, las cosas las hacia jugando mucho", afirmó.
Teresa, también maestra de Kairós, pidió ser identificada sólo con su nombre.
Fue maestra desde la apertura de la escuela hasta 1989. Los 20 años que duró la escuela, porque "se cerró por problemas económicos. El local de la escuela era rentado. En un principio estuvo en la calle de Reforma, cerca de División del Norte. Después se cambió a Coapa, en la calle Mirador. Alquilamos un terreno muy grande y muy bonito cuando eran granjas", mencionó.
"Tenían el local; lo querían comprar, pero la devaluación con (el ex presidente José) López Portillo no les permitió adquirirlo. A falta de un local propio y estando en una devaluación no fue posible continuar el proyecto. Ahorrábamos, juntábamos y al día siguiente ya no valía el dinero", narró Teresa.
"No sé en qué año ni cómo, pero en algún momento la escuela se separó: la directora se fue, y nos quedamos nosotros, y ya después Alejandro se fue. Ella se fue a hacer su escuela y Alejandro también se fue a hacer la suya en Cuernavaca, nosotros seguimos pero ya solos", dijo.
Chao continuó sus proyectos: fue fundador de la Escuela Ilnamiqui, en Cuernavaca, Morelos.
Guillermo Amerena, llegó en preprimaria a Ilnamiqui, ahí estuvo hasta sexto de primaria. Conoció a Chao, a su esposa Sara y a sus dos hijas.
Dice que lo que aprendió ahí, la forma en que conoció la naturaleza en los jardines de la escuela y cómo entendió a la sociedad con la convivencia y los viajes escolares, se lo debe a Chao.
"Esta escuela tenía unas ideas muy vanguardistas para la época (...) Fue a principios de los 80 donde prácticamente a quienes estuvimos ahí, nos inculcó ciertos hábitos y prácticas de mucho contacto con la naturaleza y respeto a la misma (...) Las relaciones humanas, no había elitismos", contó.
Goñus, como le dicen desde pequeño, recordó que su relación con Alejandro Chao no sólo fue como la de un alumno con su director, sino que sus papás iniciaron una relación de amistad con los Chao por la cual, después de dejar Ilnamiqui, siguió teniendo contacto con ellos.
"Existía nuestra relación de amigos, extra escuela, (Chao) iba a todas mis fiestas. Cuando mis papás no podían ir por mí a la escuela me quedaba a comer en casa de los Chao, ahí mismo donde fue esta triste tragedia", recordó.
La admiración de Guillermo por Chao no sólo es por haber sido su alumno, sino también por su trayectoria como poeta, psicólogo y en la academia.
Chao también fue académico en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos desde 1975. Fue director de la Escuela de Trabajo Social de la UAEM, docente y coordinador de la academia de Ciencias Políticas y Sociales del Centro de Investigaciones y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos.
"En el velorio había personas que yo me acuerdo que iban en secundaria, (platicaron) del cariño que se le tuvo a Chao y a Sara -que le ayudaba mucho en la cuestión administrativa y económica", contó Amerena.
Fuente: Milenio
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