México mantuvo vivo el Día de Muertos en un festejo híbrido acorde a los tiempos de la pandemia: mientras unos estados del país mantuvieron los panteones abiertos, para millones de familias la tradicional festividad transcurrió en casa, incluso miles la celebraron de manera virtual.
Un potencial rebrote de la pandemia de COVID-19, como ha sucedido en otros países, puso en alerta a las autoridades de varias entidades del país quienes este fin de semana impusieron restricciones de movilidad y convivencia.
El cierre de los cementerios, en Ciudad de México y los estados cercanos, fue la medida más decisiva para impedir aglomeraciones en estos lugares y evitar así la propagación de la enfermedad.
A pesar de las restricciones, los mexicanos intentaron mantener viva la leyenda al montar en sus casas las ofrendas y los altares, llenos de comida, bebida y dulces, para recibir a “sus muertos”.
La celebración de Día de Muertos es una de las tradiciones más representativas en México y está considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco.
El origen del Día de Muertos data de la época prehispánica, en una celebración provista de un carácter multicultural con elementos de la religión católica traída de España y plena de diversos significados que han sido transmitidos de generación en generación de acuerdo con la región de México donde se celebren.