Con un lanzacohetes de origen soviético RPG-7, el Cártel Jalisco Nueva Generación derribó el 1 de mayo de 2015 un helicóptero Cougar EC-725 de la Fuerza Aérea Mexicana. Dos años antes, el 28 de abril un helicóptero Bell cayó en Sinaloa, tras recibir impactos de armas de fuego.
Las anteriores forman parte de las 49 aeronaves de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que han caído en las labores del combate al crimen desde el año 2006, que se inició la llamada "guerra contra el narcotráfico".
De acuerdo con la solicitud de información 0000700036020 ingresada por Expansión Política a la Sedena, desde el arranque del gobierno de Felipe Calderón hasta los primeros 18 meses de la actual administración, 102 aeronaves se han perdido en desplomes, 48% mientras realizaban tareas de combate a los grupos criminales.
Del total de aeronaves caídas, 41 se registraron en el sexenio de Felipe Calderón, 59 en el de Enrique Peña Nieto y tres en lo que va de la administración de Andrés Manuel López Obrador.
Los derribos por armas
De las aeronaves que cayeron mientras efectuaban tareas contra el narcotráfico, nueve lo hicieron por alguna agresión directa de arma de fuego, como sucedió en 2015 con el Cougar EC-725 a manos de miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación.
En el 2009, la Defensa nacional adquirió seis helicópteros Cougar-EC-725 por un valor unitario de entre 26,500,000 y 27,500,00 millones de euros, de acuerdo con datos de la dependencia entregados vía transparencia.
En esa ocasión, la caída de la aeronave causó la muerte de siete militares y un funcionario de la Fiscalía del estado. El derribo tomó por sorpresa a las autoridades federales por el armamento de alto poder en manos del crimen organizado.