En febrero de 1943 Dionisio Pulido se encontraba trabajando en su parcela, sembraba maíz junto con su familia, estaban quitando las ramas y hojas secas de los surcos para quemarlos y preparar el campo para la nueva temporada de siembra, fue entonces cuando al ir a hacer otro montón de ramas para prenderles fuego, escuchó a la tierra rugir, asustado, montó en su caballo con la idea de encontrar a su familia y a sus hijos, pero no los halló en el campo y galopó hasta el pueblo más cercano.
Así fue como en el estado de Michoacán, a solo 322 kilómetros de la ciudad de México, nació el volcán más joven del mundo, llevándose con su erupción dos pueblos, que quedaron sepultados por lava y ceniza, como un moderno Vesubio pero sin provocar pérdidas humanas, y dejando tras de sí solo las torres y parte de la fachada de una iglesia que es lo único que continúa en pie hasta nuestros días.
El Paricutín sigue siendo hasta nuestros días el volcán más joven del mundo, y el único que ha permitido a los científicos ser testigos del nacimiento, desarrollo y cese aparente de actividad de un volcán, pues solo estuvo activo durante 9 años, 11 días y 10 horas.
De acuerdo con el portal Vidal Turismo así fue su crecimiento:
Sobre el campo liso, el volcán creció siete metros en las primeras 24 horas, y en la primera semana, ya alcanzaba los 50 metros de altura, hasta llegar a los 600 que tiene actualmente.
Además según algunos testimonios recogidos por personas que estuvieron cerca del poblado de San Juan Parangaricutiro, en días previos a la erupción hubo una plaga de chapulines, temblores y lluvia de cenizas
El testimonio de Dionisio Pulido
Enrique G publica en su blog, el testimonio de Dioniso Pulido, el hombre que vio nacer un volcán en su sembradío:
A las cuatro de la tarde, dejé a mi esposa al fuego de la leña, cuando noté que una grieta, que se encontraba en uno de los corrales de mi granja, se había abierto y vi que era una clase de grieta que tenía una profundidad solamente de la mitad de un metro. Me fijé alrededor para encender las brasas otra vez, cuando sentí un trueno, los árboles temblaban y di vuelta para hablar a Paula. Fue entonces que vi cómo en el agujero, la tierra se hinchó y se levantó dos o dos y medio metros de alto y una clase de humo o del polvo fino, gris como las cenizas, comenzó a levantarse para arriba en una porción de la grieta que no había visto previamente. Más humo comenzó inmediatamente a levantarse con un chiflido ruidosamente y continuó y había un olor de azufre. Entonces me asusté grandemente e intenté ayudar a la yunta del buey.
Fue así que atontado sabía apenas qué hacer o qué pensar y no podía encontrar a mi esposa, o a mi hijo, o a mis animales. Al último vino a mis sentidos y recordé al Señor Sagrado de los Milagros. Grité: "Señor bendecido de los Milagros, usted me trajo a este mundo”. Entonces miraba en la grieta adonde se levantaba el humo y mi miedo desapareció por primera vez. Me apuré para ver si podía salvar a mi familia, mis compañeros y mis bueyes, pero no podía verlos. Pensé que deben haber llevado los bueyes al rancho para el agua. Vi que no había agua en el rancho y pensé que el agua se había ido debido a la grieta. Me asustaron mucho y monté mi yegua a galope a Paricutín, donde encontré a mi esposa e hijo y amigos que me esperaban. Estaban asustados, porque creyeron que estaba muerto y que nunca me verían otra vez.
Características Geológicas
El Paricutín por sus características es un volcán monogenético, nace y muere, en su vida de apenas 9 años, transitó por varias etapas. La primera etapa llamada Periodo Quitzocho transcurrió entre el 22 de febrero y el 18 de octubre de 1943, la actividad de estos primeros meses se concentró en las grietas que se fueron formando en el valle, posteriormente, se formó un cono de ceniza y hubo incesantes flujos de lava, a los 4 meses ya se alzaba 200 metros y a los 8 meses había alcanzado una altura de 365 metros.
La segunda etapa llamada Periodo Sapichu tuvo lugar entre el 18 de octubre de 1943 al 8 de enero de 1944, en estos meses el volcán tuvo varias erupciones de lava que se fueron hacia el norte, se formaron varias grietas y canales por donde circulaba la lava y el material incandescente.
La tercera etapa denominada Periodo Taqui-Ahuan fue del 8 de enero de 1944 al 12 de enero de 1945, un año de actividad en donde se formaron más grietas tanto al sur como al oriente del cono principal. En este periodo también se dieron los escurrimientos de lava que más se alejaron del cono en las direcciones oeste y noroeste.
En la cuarta y última etapa fue el Periodo final y de Reactivación en los meses de enero y febrero de 1952. El mes de agosto de 1945 fue donde empezaron las temporadas de quietud del volcán, a veces pasaban hasta dos semanas en las que no había ni una erupción, ni una exhalación, así que poco a poco comenzaron a retirarse los geólogos que ya no tenían mucho que hacer ahí, todos salvo uno Celedonio Gutiérrez quien fuera el único observador de la actividad del volcán.
En febrero del 49 hubo un derrumbe y deslizamiento de bloques pero aparentemente ya se había apagado del todo la caldera del volcán, finalmente después de tres años dormido, en febrero de 1952 hubo otra erupción con una columna de hasta 3 kilómetros de altura que duró solamente un mes, y a partir de ahí, el gigante Paricutín se volvió a dormir.
Tres cuartos de siglo o 75 años
En este año, el 20 de febrero, se cumplen 75 años del nacimiento del volcán Paricutín, el más joven del mundo y que forma parte del eje volcánico transversal de nuestro país. Para unirse a los festejos el INAH presentará una exposición fotográfica con 21 piezas, 15 en blanco y negro del artista Rafael García.
La exhibición tendrá lugar en el campus de la UNAM en Morelia desde hoy 19 de febrero y hasta el 2 de marzo. Acompañando a los festejos habrá conferencias, mesas redondas, foros de discusión y un par de cursos acerca de la peligrosidad de los volcanes, y el patrimonio pétreo.
Paricutin from Mario Vazquez on Vimeo.
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