En Morena hay una máxima que se repite como un rezo sagrado: para ganar las elecciones de 2018 es necesario sacar más de 5 puntos porcentuales reales de ventaja sobre su más cercano competidor. "Si no logramos esa distancia, nos la arrebatan como siempre", aseguran sus militantes.
El número mágico que estableció López Obrador para llegar a Los Pinos es de nada menos que 20 millones de votos. Es casi un millón más de los sufragios que obtuvo Enrique Peña Nieto en 2012, y más de 4 millones de los que consiguió el propio AMLO ese misma año.
"Si sumamos todos los votos que sacamos en las últimas tres elecciones -las federales de 2015, las estatales de 2016 y 2017- contabilizamos un acompañamiento de 16,4 millones. No están faltando cuatro millones", explicó un hombre que suele conversar en corto con AMLO
Con ese escenario en mente, quienes empezaron a sacar su propios cálculos son Eruviel Ávila y Mikel Arriola, que salió del Gabinete en las últimas horas para encabezar la pelea en la Ciudad de México.
Se había anticipado que el desembarco de Eruviel en el PRI de la Ciudad no era precisamente un castigo, sino más bien un desafío: al ex gobernador le habían encargado la estrategia de contención de Morena, que en las últimas elecciones del Edomex logró conquistar casi todo el "anillo" conurbado.
El ex gobernador mexiquense y Arriola pretenden "robarle" casi un millón y medio de votos al líder de Morena en ese difuso territorio que combina a capitalinos con mexiquenses.
El hasta ahora titular del IMSS pretende superar la aceptable performance de Beatriz Paredes en 2012, cuando sumó casi 950 mil votos en el Distrito Federal. "Tenemos que llegar al menos a un millón y medio de votos desde el DF", explicó un operador del tricolor a este medio.
Y agregó la misma fuente: "Si le sacamos 500 mil votos a AMLO desde la Ciudad, y otro millón de votos en el Edomex, Morena no tendrá cómo recuperarlos en otros territorios del país".