Muchos creyeron que eran transformadores que habían explotado o se habían descompuesto, algunos otros pensaron que eran relámpagos, pero ni uno ni otro. Lo que produce estas luces se denomina por la ciencia como triboluminiscencia y a las luces se las conoce como EQL (“luces de terremoto” por sus siglas en inglés).
Las luces del temblor, CDMX. pic.twitter.com/jbgxQzIuRC
— Plumas Atómicas (@plumasatomicas) 8 de septiembre de 2017
En entrevista para Verne, el científico titular del Instituto Geológico y Minero de España, Miguel Ángel Rodríguez, explicó:
Hay registro de estas luces desde hace siglos, mucho antes de que existiera la luz eléctrica. También hay testimonios de su presencia en cualquier lugar del planeta donde ocurre un terremoto.
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Posted by La Unión de Morelos on sabado, 17 de juniode 2017
De hecho, en el año 373 a.c., en la Grecia antigua, se les describió como “inmensas columnas de fuego”. Como sucedieron antes del sismo, los griego pensaron que había predecido el terremoto que destruyó las ciudades de Hélice y de Bura.
El primer registro gráfico que tenemos se hizo en Japón, en la década de los 60.
¿Qué las provoca?
Hasta ahora la ciencia no le ha dado una explicación concluyente a este fenómeno. Casi siempre se asocia con la carga de energía que se libera durante el terremoto. Estas luces se han registrado antes, durante y después de los sismos.
Luces mientras temblaba en la CDMX #AlertaSismica #Temblor pic.twitter.com/HM0PowrjTN
— Jorge Gregorio (@galvezgregory0) 8 de septiembre de 2017
Una de las explicaciones se debe al físico mineralogista, Friedmann Freund, quien descubrió que las rocas son buenas conductoras de electricidad en su superficie debido a que los granos minerales están llenos de imperfecciones, pues presentan átomos de oxigeno en estados imperfectamente ionizados que forman los llamados hoyos-p. Estos hoyos-p llevan una carga similar a la de un electrón, pero opuesta (es decir, una carga positiva).
Durante un terremoto, se puede liberar en la corteza una nube de estos hoyos-p que asciende a través de las rocas y se manifiesta como plasma, cuyos efectos incluyen las luces de terremoto, emisiones infrarrojas, ruido de ondas de radio, etcétera.
La gama de colores de las luces que vemos en el cielo va del blanco al azul y el violeta, que son los mismos de las corrientes eléctricas. Después de todo, se trata de un fenómeno natural.