El joven, de oficio carpintero, indicó que fue este lunes 3 de mayo, cuando alrededor de las 13 horas, cerca de 10 soldados entraron a su vivienda y sin decir más, comenzaron a revisar cada rincón del inmueble.
“Me dijeron que andaban revisando si teníamos algo. Y me preguntaron que si me metía algo”, dijo.
Los padres de Antonio se encuentran de viaje, y al momento de la irrupción de los elementos del Ejército Mexicano, él se encontraba en compañía de su hermano y dos amigos. Todos estaban en la habitación de su madre y jugaban Xbox.
“A mí no me dijeron ni buenas tardes. Sólo me dijeron que qué me metía y me preguntaron que dónde tenía guardadas las cosas. Y yo les dije que no me metía nada”, narró.
El afectado señaló que le molestó la manera en que los elementos castrenses invadieron su hogar, pero después de 25 minutos de revolver sus pertenencias, se marcharon sin decir más.
“No es bueno que entren así a la casa de las personas”, finalizó.