Se trata de Alejandro Díaz Rivera de 28 años de edad, quien tenía su domicilio en el barrio de Santo Domingo de ese municipio, el cual había acudido horas antes al carnaval de Tepoztlán en compañía de un familiar.
De acuerdo a las indagatorias, a su regreso de dicha festividad, el ahora finado quiso realizar sus necesidades fisiológicas en dicho lugar.
La fiscalía dijo que dicha propiedad es utilizada como estacionamiento de un hotel, que se encuentra a un costado de ese terreno, y regularmente es ocupado por algunos pobladores para realizar sus necesidades fisiológicas.
Aparentemente el peso y el estado de ebriedad propiciaron que Alejandro Díaz perdiera el equilibrio y cayera dentro de la fosa a una profundidad de cuatro metros, por lo que sufrió un golpe en la cabeza.
El finado portaba como vestimenta una playera de color blanco, un pantalón de mezclilla color azul, botas en color café y un cinturón de color negro con una hebilla grande tipo vaquero.
Más tarde fue informado a las autoridades policiales el hallazgo de su cadáver en la fosa séptica. Al no contar con identificaciones, el cuerpo permaneció unas horas como desconocido en las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia del estado.
Circunstancialmente, su mamá Laura Rivera Bustamante inició la averiguación en Tepoztlán TZ/01/23/2010 por desaparición, pero al realizar las indagatorias detectaron que las características físicas coincidían con el cuerpo encontrado en la fosa séptica.