Cuando el Parlamento proclame rey a Felipe de Borbón, el 19 de junio, el segundo monarca de la España democrática iniciará una travesía llena de dificultades al menos en sus primeros meses, ya que recibirá una corona sumida en una crisis por escándalos de corrupción, el reavivamiento de las demandas republicanas y de los movimientos independentistas de Cataluña y del País Vasco.
Especialistas consultados por El Financiero coincidieron en señalar que la abdicación de Juan Carlos, luego de 39 años, marca el fin de una etapa clave en la historia de España, ya que fue un factor indispensable de la transición después de la dictadura franquista, y uno de los actores que junto a políticos como Adolfo Suárez y Felipe González, abortaron en 1981 el intento de golpe de estado, enfrentaron el extremismo de ETA, unieron el país a la Alianza Atlántica y la Comunidad Europea y auspiciaron un acelerado desarrollo económico que se frenó en 2008.
“Sin duda es un momento histórico en la vida política de España y un movimiento clave para el recambio generacional de las monarquías europeas, que este año se ha vivido en Bélgica, con la abdicación del rey Alberto II en favor de su hijo Alberto, al verse envuelto en un escándalo financiero, y en Holanda con Beatriz, quien cedió a su hijo Guillermo Alejandro el trono, abandonándolo con 75 por ciento de popularidad”, afirmó el historiador español José Varela Ortega.
De acuerdo con el experto, en el panorama hay quien apuesta por la próxima abdicación de Carlos XVI Gustavo de Suecia en favor de su primogénita Victoria. A sus 67 años, ve su prestigio en caída libre, tras la publicación de una biografía no autorizada.
En el extremo opuesto Varela Ortega ubica a Isabel II, quien a sus 88 años ni siquiera parece haber considerado la posibilidad, por lo que en 2015 se convertiría en la reina más longeva de Gran Bretaña, superando a su tatarabuela Victoria, soberana durante 63 años. En la misma tendencia estarían Harald V de Noruega (77 años de edad) yMargarita II de Dinamarca, tres años menor.
Mauricio Meschoulam, internacionalista y profesor de la Universidad Iberoamericana, expuso que corresponderá al futuro Felipe VI el desafío de abrir una etapa de unidad y crecimiento, justo cuando los problemas económicos y de corrupción han minado la legitimidad de la corona y se acentúan las tensiones separatistas, sobre todo en Cataluña, que el 9 de noviembre efectuará un referéndum sobre su independencia, al que se oponen Madrid y la Unión Europea.
“El auge soberanista en Cataluña será uno de los principales retos para Felipe y una de las claves de la legitimidad que deberá conquistar”, dijo. En el País Vasco, asimismo, la virtual disolución de ETA tras su renuncia a la vía armada dio lugar a grupos que persiguen la independencia operando legalmente, como Gure esku dago (En nuestras manos).
En cuanto a la economía, Felipe enfrenta, subrayó Meschoulam, un periodo de turbulencia, ya que pese a las señales de recuperación la crisis que estalló hace seis años continúa y el desempleo oscila en 26 por ciento.
Fuente: el Financiero