El 17 de noviembre de 2019, el Gobierno chino detectó y confirmó un caso de una "extraña" enfermedad, la cual se llamaría posteriormente COVID-19: era un hombre de 55 años, que vivía en la provincia de Hubei, cuya capital es Wuhan, en China.
Pasaron semanas para que China reconociera la existencia del nuevo coronavirus y a un año, los fallecimientos llegaron a un millón 328 mil. La tasa de letalidad del COVID-19 sigue en 2.4 por ciento.
Los contagios rompieron la marca de los 55 millones, luego de la confirmación de 680 mil pruebas.
Los casos activos se mantienen en 14 por ciento; mientras que los pacientes recuperados suman 35 millones 350 mil, es decir, 64.2 por ciento del total.
Tan solo en los últimos meses del año pasado, las autoridades chinas identificaron al menos 266 individuos con esta enfermedad y quienes recibieron atención médica.
A partir de ese momento, los especialistas han investigado cómo se propagó este padecimiento, que se deriva de la nueva cepa de coronavirus llamada SARS-COV-2.
Según datos de la Universidad Johns Hopkins, este martes hay a nivel mundial 55 millones 192 mil 391 casos confirmados y un millón 330 mil 205 decesos por esta enfermedad.
Las naciones más afectadas son Estados Unidos, Brasil, India, México y Reino Unido.