Recientes estudios de la Universidad Complutense de Madrid indican que el Ártico es el punto estratégico más caliente a consecuencia del proceso del cambio climático.
Mientras que la temperatura global se ha calentado un grado desde la era preindustrial, en el Ártico ha subido el doble.
El pasado invierno, los días en los que la temperatura sería suficiente para que el mar se congelará, ésta registró un 20 por ciento menos que la media desde 1980.
Al Ártico se considera el rey de los océanos por su papel esencial en la regulación y el intercambio de temperaturas con otros océanos de latitudes más bajas que confluyen en él; sin embargo, sus capas de hielo disminuyen cerca del 13 por ciento cada década.
Pero para algunos, los cambios en la naturaleza representan una supuesta oportunidad.
En una reunión del Foro Ártico Internacional, el presidente de Rusia, Vladimir Putin aseguró:
El cambio climático ha traído condiciones más favorables y mejora el potencial económico de la región”.
Toda vez que el deshielo está haciendo más accesibles las rutas de navegación por el océano, facilitando el acceso a sus disputados recursos naturales, sobre todo, petróleo y gas.
El cambio climático también influye en la formación de otros fenómenos naturales, por ejemplo, por cada grado centígrado extra en la temperatura del planeta, la atmósfera retiene hasta siete por ciento más de humedad y con ello se generan ciclones, huracanes o tormentas más fuertes.
El pronóstico desalentador más cercano es que, así como avanza el cambio climático, algunos cálculos apuntan a que no habrá hielo en el Ártico en los veranos de la década de 2030 o 2040.