Arizona fue azteca. La selección mexicana, apoyada por sus paisanos migrantes, que abarrotaban elUniversity of Phoenix Stadium, ganó esta noche 3-1 a Uruguay en el primer partido de ambos en el grupo C de laCopa América de Estados Unidos.México empezó y terminó poniéndose por delante, aunque en la segunda parte los uruguayos sacaron la garra y empataron. Al final primó el juego ordenado, optimista y con punta de los que jugaban como locales fuera de su país.
Nada más habían pasado cuatro minutos cuando Andrés Guardadomandó desde la izquierda un centro potente y combado que, según rotaba sobre su eje en dirección al centro del área, pedía a gritos una cabeza que simplemente lo desviase en dirección a la portería de Uruguay. Y apareció uno de los líderes del Tricolor, el medio del Oporto Héctor Herrera, entrando con todo para rematar y dejar seco al meta charrúa Fernando Muslera. 1-0 para México, aunque el tanto no se lo dieron a Hererra sino al uruguayo Álvaro Pereira, que la desvió.
El gol se sumaba a la confianza con la que llegaban los mexicanos con su nuevo entrenador, el colombiano Juan Carlos Osorio, que antes de la Copa había encadenado siete victorias en sus siete primeros partidos. Osorio llegó entre miradas escépticas, relevando al ciclónico Piojo Herrera (despedido por darle un puñetazo a un reportero), y va ganándose la admiración de México.
Uruguay, pese a su tronío en el torneo (15 Copas en sus vitrinas), se agarrotó. Su filosofía es el control y un gol tempranero de México no estaba en los cálculos de los de Óscar Washington Tabárez. Mientras la Celeste se lamía la herida, la selección azteca, crecida por el gol y por su aplastante mayoría en las gradas (benditos paisanos, debían de pensar) se afianzaba en el campo, sólida, ordenada, con brío y sin apuros en defensa, Uruguay sin mordiente y con Luis Suárez en el banquillo, parado aún por la lesión muscular que arrastra.
Mediada la primera parte los uruguayos hicieron su primero empujón serio con un remate del elegante delantero Edinson Cavani que detuvo el meta mexicano Alfredo Talavera. México rondó un par de veces más la portería de Muslera pero sin pinchar fuerte, más preocupado por seguir bien asentado y no dejar que Uruguay se espabilase. El primer tiempo se cerró con otro golpe para los de Tabárez: la expulsión por doble tarjeta amarilla del mediocampista Matías Vecino.
Ya en la segunda parte México pasó su fase de apuros. Es un equipo que en las grandes citas siempre tiene ciertos problemas ante la perspectiva del triunfo. Si se pone por delante, da un paso atrás instintivo. Lo hizo esta noche contra Uruguay, que con uno menos regresó al campo como si no hubiese perdido ningún miembro, achuchando a los mexicanos con la idea fija de empatar grabada en la frente, pura tenacidad charrúa. Los de Osorio empezaron a acoquinarse y los uruguayos a bombardearlos por arriba, lo que a priori se sabía que podría poner contra las cuerdas a México. Chicharito Hernández tuvo en el 68 una ocasión para matar pero no conectó con empaque un remate dentro del área. Cuatro minutos después, Guardado fue expulsado por tarjeta amarilla. Mala señal. Un minuto después (73) el capitán uruguayo Diego Godín saltó a por un centro a balón parado, se elevó sobre todo México y la cabeceó adentro como un trueno.
1-1. Uruguay empataba y ya eran 10 contra 10.
Pero algo le ha dado Osorio a México que su reacción no fue achicarse sino venirse arriba. Empezaron a tocar y a meterse de nuevo en el campo de los de Tabárez, con ánimo, buen toque y fuelle físico. Y en el minuto 84, después de un lío en el área uruguaya, el central Rafa Márquez chutó a la escuadra corta de Muslera. 2-1. Al trueno del capitán de Uruguay, un obús del capitán de México. Con el rival abatido, su defensa desarbolada, los mexicanos cerraron el partido con un tercer gol, de Héctor Herrera. México presenta sus credenciales. Nunca ha ganado la Copa América. Pero esta la ha empezado tumbando a la selección que aúna más Copas Américas. | Información: El País
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