¿Has notado ya cómo varios futbolistas parecen más comprometidos con la tarea de llevarse agua a la boca que de tragarla? Puede que algunos de ellos simplemente estén refrescándose, y, para evitar la fea sensación de correr con el estómago hinchado, escupen el líquido. Pero otros pueden hacerlo con otro propósito, de acuerdo al New York Times.
Si bien no es posible conocer con exactitud qué contiene el líquido de las botellas de los jugadores (los equipos de fútbol son reservados respecto a este punto, se sabe que la técnica de «enjuague bucal» o «enjuague de carbohidratos» se encuentra bastante extendida en el mundo de los deportistas.
No es de mala educación
Hace pocos años se ha descubierto que el rendimiento de los deportistas puede aumentarse si ellos se enjuagan la boca con una solución rica en carbohidratos. Cuando los receptores de la boca los detectan, aunque no tengan sabor, envían señales a los centros de placer y de recompensa del cerebro, y este cree que el cuerpo pronto va a recibir más energía. De esta forma, los músculos y los nervios se preparan para rendir más por más tiempo.
Cuanto más tiempo puedan pasar con el enjuague en la boca, mejor, ya que más receptores se pondrán en contacto con los carbohidratos. Por eso, suelen mantener el líquido por cinco a diez segundos, antes de largar el escupitajo.
El arte de escupir
Pero, si enjuagar la boca con la solución tiene el mismo efecto que beberla, ¿por qué no lo hacen? Los investigadores sugieren que es preferible que los deportistas consuman esas calorías a que las desperdicien, ya que eventualmente se quedarán sin combustible. Sin embargo, debido a que los músculos se encuentran muy exigidos, la circulación sanguínea hacia ellos aumentará, y dejará al estómago débil, por lo que la comida o la bebida causarán dolores.
Además de un aumento de energía, el método del enjuague parece también aportar mayor concentración y atención a los jugadores, mejorando sus reflejos. Sin embargo, no va a hacer que corran más rápido o le peguen más fuerte a la pelota.
Aunque todavía no se ha comprobado exactamente qué efecto tiene este método en el rendimiento de los deportistas, algunos entrenadores opinan que no hay daño en aplicarlo, porque es una gran ayuda para que los futbolistas rindan partidos intensos de dos horas, incluso si termina siendo un placebo.