Portugal y España emocionaron de principio a fin. Durante el sorteo de Rusia 2018 se supo que ambas selecciones de verían las caras en su debut mundialista, como parte del Grupo B, el viernes 15 de mayo. Ayer protagonizaron un juego que terminó 3-3 y que ya mismo estará en la lista para los mejores de la primera fase de este campeonato.
Cristiano Ronaldo marcó un triplete y fue el comandante de la escuadra lusa, que se mostró aguerrida y no se achicó ante una España que propuso un mejor futbol en el campo de Sochi.
Una vez iniciado el duelo, la “Furia Roja” buscó elaborar jugadas a base del toque en corto que le ha dado éxitos en los últimos años. No obstante, el rival no se sorprendió y pronto se lanzó al frente para demostrar que no asumiría el papel de víctima.
Al minuto 3, Cristiano Ronaldo entró al área con balón controlado, pero Nacho Fernández lo detuvo y el árbitro italiano Gianluca Rocchi pitó falta. Penal.
El líder portugués ejecutó de forma impecable, a media altura, al poste izquierdo de David De Gea, que nada pudo hacer para evitar la ventaja acaso sorpresiva del actual campeón de Europa.
Fernando Hierro debutó como entrenador de España y desde la banca parecía contener los nervios, que se alteraron más al ver a su equipo en desventaja apenas a los cuatro minutos de iniciado el juego y ante la incertidumbre de saber cuál sería el rostro de la selección. Sin embargo, tan sólo era el inicio de una batalla sin tregua que demostró por qué el Mundial es acaso el evento deportivo más emocionante del planeta.
España no se alteró al verse abajo en el marcador. Siguió con su idea de juego, buscó tejer jugadas para acercarse al marco de Rui Patricio, ante la defensa que se desplegaba para evitar sufrir daño.
Al minuto 10, Diego Silva buscó el marco rival, con un disparo que no surtió efecto en el marco rival.
El balón cayó en control casi total de España, que siguió fabricando ataques sin llegar a fondo, mientras Portugal se replegaba en su propio terreno y buscaba salida para castigar en contragolpes, lo que estuvo a punto de acrecentar su ventaja, sin hacerla efectiva.
Entrado el minuto 23, Sergi Busquets lanzó un pase largo desde atrás de la media cancha que fue controlado por Diego Costa con la cabeza cerca de la medialuna; en seguida, el nacido en Brasil se quitó de encima a Pepe, que cayó tras el contacto. El atacante español entró al área y trató esquivar a dos defensas, pero no halló espacio; sin embargo, en un segundo intentó afinó la mira y cruzó el disparo que terminó en el fondo de la portería, pese a la estirada de Rui Patricio.
Tres minutos después, Isco se animó desde fuera del área y soltó un zapatazo que se estrelló en el larguero portugués.
Durante los siguientes 20 minutos se vio a una España dominante, con la defensa portuguesa resistiendo los embates de la “Furia Roja”, acorralada por momentos, pero siempre valiente y en busca de conseguir un contragolpe.
A un minuto del final del primer tiempo, Cristiano Ronaldo se animó a ir al frente. Con el esférico controlado se plantó en la medialuna e impactó raso el balón en línea recta que se le escurrió en entre los guantes a De Gea para marcar el 2-1 que sería el resultado parcial al concluir el primer tiempo.
La segunda mitad comenzó con la misma fórmula de España con el control del juego y Portugal replegado en defensa, bien ordenado.
A los 55 minutos de juego, Diego Costa igualó los cartones a dos tantos a través de una jugada de pizarrón: cobro de fuera del área por parte de David Silva en busca de una cabeza; Busquets recentró y halló el pie de Costa, a unos centímetros del arco, para empujar al fondo.
Con las vibraciones en punto alto, tres minutos después la euforia se apoderó de los españoles cuando Nacho impactó de tres dedos el balón desde fuera del área, que hizo un efecto para impactarse en el palo derecho de Rui Costa y entrar. La voltereta había llegado.
Aunque el ritmo fue bajando poco a poco, España mantuvo controlado el balón por largos lapsos, sin que Portugal se amedrentara. Por el contrario, el conjunto lusitano buscó sacudirse el dominio y se hizo del esférico.
Cuando parecía que España sumaría sus tres primeros puntos, Gerard Piqué cometió falta en contra de Cristiano afuera del área grande. Éste tomó la pelota, la colocó frente a la barrera y se echó hacia atrás, sin dejar de mirar al frente.
Pasaron varios segundos de expectativa. Mientras Cristiano Ronaldo resoplaba y clavaba su mirada en el arco de De Gea, los latidos en el graderío parecían escucharse, pues un silencio como el que precede a las tormentas se instaló en la cancha.
Cristiano se enfiló. Uno, dos, tres, cuatro pasos y el balón comenzó su vuelo. Libró la barrera e hizo una curva que ingresó por el ángulo, ante un David De Gea que acompañó la trayectoria del esférico con la mirada.
El estadio estalló, al tiempo que el astro del Real Madrid inició una carrera para festejar el empate que sería definitivo, rodeado de sus compañeros que, alegres todos, mostraron su lealtad al encargado de dirigir sus aspiraciones.
La orquesta española se plantó en el estadio olímpico de Sochi para ofrecer un concierto, pero Portugal plantó su corazón y pudo contener la sinfoní