De acuerdo a Abraham Tenango, titular de la Oficina de la Diversidad, durante el proceso de selección se tuvieron que eliminar, de los veinte trabajos inscritos, seis contenidos que no reunían los requisitos de la convocatoria. De los catorce proyectos que sí entraron al concurso, los organizadores consideraron que cinco de ellos merecían al menos una mención honorífica, debido al esfuerzo que empeñaron sus creadores por presentar contenidos que promovieran el respeto a los derechos humanos. “La discriminación no es límite” fue uno de ellos, y destacó entre los demás por haber sido realizado por un joven discapacitado que buscó ilustrar a la gente sobre lo difícil que es conseguir empleo con una limitación física, filmado además con la cámara de un teléfono celular. Abraham Madrid, el autor, quien además estudia la licenciatura en Derecho, recibió como premio extra una tableta electrónica.
Al evento asistió personal de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, del Instituto Morelense de la Juventud, representantes de varias organizaciones civiles y funcionarios del ayuntamiento de Cuautla, quienes expresaron su apoyo a este tipo de concursos. Aunque las butacas del teatro Narciso Mendoza no se llenaron, los ganadores se mostraron satisfechos por la recepción que tuvieron sus trabajos entre el público, conformado por directivos de universidades locales, alumnos y ciudadanos que se interesaron por conocer los trabajos ganadores de este primer certamen.
Pese a algunos comentarios en contra de la decisión final de los jueces, Daniel Guevara agradeció a los organizadores por llevar a cabo actividades de este tipo, donde resultó ganador junto con su pareja. “Casi inmutable”, su cortometraje, tiene una duración de poco más de cinco minutos, y partió de un guión en el que la costumbre de brindar abre varias interrogantes en el tema de las relaciones entre personas del mismo sexo, elevando como protagonista indirecto a un objeto supuestamente elaborado en Palestina en el año 10 de nuestra era, conocido como la Copa Warren, cuyos grabados muestran dos representaciones homoeróticas, aspecto que destaca en las imágenes del corto.
Además de promover el respeto a la diversidad sexual, que fue el predominante en los ocho cortos finalistas, otros concursantes retrataron el rechazo social que también experimentan los adultos mayores, las personas que promulgan religiones distintas a la católica y los niños que no tienen un hogar donde vivir. El segundo lugar lo obtuvo Felipe Escobar con "Hola, me llamo Oscar", donde un joven descubre las desventajas de no haber revelado su verdadera orientación sexual a tiempo, mientras que el tercer puesto lo recibió Yered Yáñez con "El otoño de Toño", la historia de un hombre que es desplazado de la sociedad debido a su vejez, narrada desde la perspectiva de un perro.
Los premios: 5 mil pesos el primer lugar, 3 mil pesos el segundo y 2 mil pesos el tercero, además de un reconocimiento impreso por su participación. Los organizadores confiaron en que este primer certamen tenga nuevas ediciones en el futuro próximo, y que sirva como plataforma para los nuevos cineastas cuautlenses y morelenses.