La víctima fue privada de la libertad el 23 de mayo del 2013 y desde esa fecha sus familiares han enfrentado irregularidades y la negligencia de ministerios públicos y de fiscales que sólo entorpecieron las investigaciones, lo que provocó que después de año y medio les pudieran entregar el cuerpo, denunció la señora María Concepción Hernández Hernández, madre de Oliver.
"Fui a la fiscalía regional a levantar la denuncia, he hecho todo lo que me han dicho. Me presenté primero al regimiento, de ahí me mandaron a la Policía Federal, de ahí me regresaron aquí, aquí me levantan la denuncia. Esto ya tiene año y medio en el cual hasta apenas, se empezó a ver, pero por medio de presión", señaló.
Agrega que además de enfrentar el dolor por el secuestro de su hijo, tuvo que enfrentar las burlas de funcionarios como de la ex fiscal Liliana Guevara y demás trabajadores de la Fiscalía Regional, quienes sólo le dieron largas como si intentaran proteger a los delincuentes.
"Me ofrecen que tenga yo calma, que me esperara. Yo hice una denuncia por levantón, cuando ahí me la hacen por desaparición de persona; ya entendí que debí haber dicho que mi hijo fue privado de la libertad, cuando se supone hay personas estudiadas, dedicadas a estar en esas dependencias, para hacer lo que tengan que hacer", manifiesta.
Con el dolor y la impotencia reflejada en el rostro, la madre de la víctima indicó que después de mucha presión ejercida por sus familiares, se logró que hace tres meses se retomara el caso, pero continuaron las improvisaciones y arbitrariedades que denunciara en su oportunidad.
"Lo único que estoy pidiendo es justicia para mi hijo, eso es lo que quiero, para que no estén más madres como yo sufriendo por esta inseguridad que estamos viviendo, la inseguridad y aparte la incapacidad de las autoridades, no sé si por estar coludidas en la misma porquería o porque tengan miedo, o no sé porque no actúa la procuración de justicia como debe ser", reclamó.
El cuerpo de Oliver Wenceslao Navarrete Hernández fue sepultado la tarde de este miércoles y durante el sepelio los asistentes protestaron mediante pancartas, exigiendo justicia y reclamando que las autoridades cumplan con su obligación de garantizar la seguridad para los ciudadanos.
Recuerdan a Oliver como un joven trabajador, ampliamente conocido en los mercados Galeana y Cuautla, donde realizaba sus actividades. Deja en la orfandad a dos menores de edad, quienes reclaman castigo para los delincuentes.