De acuerdo al delegado Víctor Hugo Valencia, “el instituto reconoce la riqueza de la arquitectura funeraria, de manera que hoy en día están en espera de la propuesta del ayuntamiento, en su calidad de custodio y administrador”.
Este espacio, donde existen diez mil tumbas, tiene un estilo arquitectónico que muy posiblemente haya sido elaborado por el escultor y arquitecto español Manuel Tolsá en el siglo XIX y fue la primera morada de los restos de Emiliano Zapata.
Existía la hipótesis de que fue construido entre 1874 y 1875, pero luego de un recorrido de especialistas, se halló una tumba de 1867, además de que en 1905 fue ampliado debido a que estaba saturado.
Aunque la capilla fue dañada durante una reparación inadecuada, los daños en general no son graves, por ello el interés de llevar a cabo su recuperación.
De hecho, la arquitecta Roxana Galindo Cortés encabeza la propuesta que busca el rescate del camposanto afectado por el paso del tiempo, para que no sólo los historiadores e investigadores lo aprecien, sino la ciudadanía en general.
El camposanto posee un estilo arquitectónico neoclásico, con mampostería de piedra y adobe. Tanto las tumbas históricas que datan del siglo XIX y principios del XX, como todas las columnas de sus arcadas, están estructuradas con tabique y argamasas de cal-arena.
“Por otra parte, la gente ha construido tumbas frente a la capilla, lo que ha generado problemas de conservación de la misma, ya que impide darle mantenimiento. Además siembran plantas cuya agua de riego se va a los muros de la capilla, desgastando los materiales con los que fue construida”.