Algunos ejidatarios denunciaron que la falta de una normatividad, pero sobre todo de vigilancia, ha abierto las puertas a productores de berro, quienes han iniciado el desvío del cauce del agua del río Cuautla para la siembra de la verdura, sin importar que la zona esté restringida debido a la alta contaminación que se produce por la descarga de aguas de drenaje.
El presidente de la Asociación de Usurarios del Río Cuautla, Rubén Servín, dijo desconocer quién está protegiendo a los productores de berro que invadieron el río. Dijo que cada año se establece un convenio de buena voluntad mediante el cual se permite que los “berreros” establezcan sus chinampas en la parte alta del río, a partir del mes de enero. Sin embargo, los invasores están violando este acuerdo y se están estableciendo en la zona más contaminada del río.
Algunos ejidatarios señalaron que hasta ahora ni la Comisión Nacional del Agua (Conagua), ni el Comité de Cuenca del Río Cuautla han hecho nada para frenar esta anarquía, que podría poner en riesgo la salud de la población, por las verduras contaminadas, y en peligro la producción agrícola que es regada con estas aguas.