Como él, cientos de niños soltaron sus globos al conteo regresivo de diez en un evento encabezado por el alcalde y su esposa, Maura Leticia Reyes Ponce, quienes organizaron el envío de cartas a los Reyes Magos, con lo que el cielo se pintó de colores en una imagen que muchos niños recordarán al paso de los años.
En la mañana del 6 de enero todos los reyes del hogar madrugaron para revisar por todos los rincones de su recámara o del nacimiento al pie del pino de Navidad para ver qué les habían traído los Reyes Magos. Si se portaron bien, esperaban justo lo que pidieron, y si no, aunque ya no se acostumbra dejar carbón como lo hacían las abuelas, encuentran un regalo que por más modesto o suntuoso que sea, es invaluable al dibujarse una sonrisa de felicidad frente a los ojos de sus padres.
Desde las nueve de la mañana se dieron cita los niños de Tlalmimilulpan, Xochicalco, Hueyapan y Tetela del Volcán para recibir los regalos que también dejaron los Reyes en el Ayuntamiento para ser repartidos a los pequeños de la localidad, sin que se quedaran sin juguete.
También se partieron roscas artesanales hechas por manos tetelenses, las cuales degustaron con el infaltable chocolate caliente; más de siete mil juguetes fueron repartidos por el alcalde Jorge Hernández Mendieta y la presidenta del DIF, Maura Leticia Reyes Ponce.
El alcalde agradeció el espíritu altruista de organizaciones como la de “Sólo por Ayudar” de Lolita Ayala, o la empresa Burlington, con sede en Yecapixtla, quienes aportaron cientos de juguetes e hicieron más grande la magia de los Reyes Magos. También hubo regalos para los padres que ahí se encontraban, ya que Burlington ofreció vacantes laborales para sus diferentes áreas, ya por la noche y hasta que el último juguete fue entregado con todo el esfuerzo y empeño del recurso humano del Ayuntamiento.
Al cuestionar al alcalde si le trajeron algo los Reyes, aseguró que efectivamente le trajeron la oportunidad de servir y compartir con lo más valioso del municipio, que son los niños; un momento de felicidad, ya que el ver la sonrisa, al destapar la envoltura de su obsequio, ese momento no tiene precio, puntualizó.