Fernando Garduño García, comerciante del centro histórico, ve con recelo el proyecto para que se lleve a cabo esta obra y establece que “ubicar en un sitio así terminales y paraderos de autobuses y rutas foráneas, es una medida que deben de analizar a fondo las autoridades, pues los principales perjudicados serán los comerciantes asentados en esa área”.
Y es que el futuro es sumamente incierto, continuó, pues la mayor parte de la gente no tendrá opción de mantener sus de por sí bajas ventas y seguramente que se buscará hacer negocio con la apertura de nuevas plazas comerciales a precios inaccesibles para la mayoría de nosotros.
La petición por parte de algunos transportistas locales, explicó, parece estar falta del conocimiento de las condiciones que prevalecen y los problemas de la ciudad, pues con ello se provocaría que estos vendedores vieran disminuir sus ganancias, incluidos, desde luego, los establecidos del primer cuadro de la ciudad, agregó.
“Se podrían buscar espacios adecuados, pero no necesariamente llevar a cabo un cambio que genere inquietud a grado tal que se arriesgue a un sector tan golpeado por la crisis como lo es el comercio, y que además ha sido afectado por la enorme competencia existente entre nosotros mismos, pues producto de los problemas financieros, muchos desempleados se sumaron a esta actividad”, indicó.