De acuerdo con Josefina Silva Hernández, integrante de la Unión de Pueblos de Morelos, “si bien, a partir de la década pasada se observa una mayor esperanza de vida –lo que ha repercutido en el envejecimiento de la población al nivel jamás antes alcanzado–, este crecimiento no va de la mano en una mejor calidad y, más bien, en la mayoría de los casos se trata de una subsistencia.
"El trabajo para las personas de la tercera edad está limitado por los patrones de acuerdo a las propias limitaciones físicas de ellos, pero aun así, para la mayoría, dejar de buscar la oportunidad de realizar una tarea, significaría dejar de comer.”
Uno de los casos es el de don Gonzalo Herrera, atacado por diversos males, quien debe de salir a vender frutas en rebanadas y gelatinas, para ello se ubican en las cercanías de sitios concurridos como el Hospital General “Mauro Belaunzarán Tapia”.
“La vitrina de las gelatinas es de por sí pesada, pero debido a mis problemas de salud, las condiciones son aún más difíciles, pero tengo la fortuna de poder llevar un poco de dinero a mi hogar”, relata el segundo de ellos.
“Durante muchos años trabajé como herrero y cuando ya no pude realizar esa actividad, que reclama de mucha fuerza, me di cuenta que no tenía un respaldo para salir adelante y el comercio informal me ofrece la oportunidad.”
De los programas sociales para gente de la tercera edad, “sólo los he escuchado”, señala.