Así lo informo José Iván Fernández Galván, delegado de la Profepa en Morelos, quien ratificó que en la operación del mal llamado relleno sanitario, no se está cumpliendo con la Norma Ambiental 083, lo que con las lluvias ha complicado la contaminación al ambiente por la alta cantidad de escurrimientos tóxicos que está produciendo.
“La Profepa va a sacar una resolución donde se le pongan medidas de urgente aplicación, en el caso de los lixiviados. De no cumplir con esas medidas en ciertos tiempos, porque también hay que ser conscientes, son inversiones fuertes, se tienen que buscar alternativas para solucionar este problema”, manifestó.
Fernández Galván apuntó que se decidió no clausurar de inicio dicho tiradero para no ocasionar mayores problemas de contaminación a los municipios que están usando este lugar para tirar sus desperdicios; sin embargo, eso será sólo por un corto tiempo de aproximadamente mes y medio. Terminado ese plazo, no descartó la clausura terminante del basurero, a fin de obligar a las autoridades a buscar otras soluciones.
Señaló que la Profepa estará en constante comunicación con el Ayuntamiento para dar seguimiento puntual a las labores de remediación. “¡Qué bueno que haya preocupación por el cabildo! El presidente municipal, yo creo que tiene que cumplir por el bien de la población, no solamente por el procedimiento que tiene ante la Profepa: por bien de la población”, sentenció.
Como oportunamente lo informó La Unión de Morelos, el pasado 14 de julio el Ayuntamiento de Cuautla recuperó el relleno sanitario, al cancelar la concesión que había otorgado a la empresa DOMOS, debido a que durante los ocho meses que lo estuvo operando, no cumplió con el calendario de remediación tendiente a terminar con la contaminación ambiental que producía.
Sin embargo, DOMOS no sólo no cumplió con combatir la contaminación, sino que lucró impunemente a costa de la salud de los cuautlenses que sufren los efectos de los malos olores y escurrimientos tóxicos, y en perjuicio de los campesinos que ya no pueden cultivar sus tierras por la contaminación con lixiviados, al establecer contratos para la recepción de más de 2 mil toneladas de basura y desechos tóxicos de los municipios de Cuernavaca, Jiutepec, Zapata, Temixco y Xochitepec, entre otros. Servicios por los que tuvo ingresos de alrededor de 48 millones de pesos, según estimaciones.