En prácticamente todas las construcciones, desde temprana hora se cumplió con la tradición de llevar a cabo la colocación de la Santa Cruz, la cual ha sido acompañada con oraciones, cohetones y de acuerdo con las posibilidades de los propietarios de las edificaciones, de festividades, desde las más discretas hasta las llamativas con la presencia de mariachis.
En la comunidad náhuatl de Tetelcingo y la colonia 3 de Mayo –ambas ubicadas en el municipio de Cuautla–, el colorido que se adquiere es especial, pues la presencia de danzantes tradicionales se confunden con los trabajadores de la construcción.
En otras colonias una grabadora a alto volumen, comida y cerveza forman parte de la celebración, que se mantiene vigente a través de los años.
Aunque de acuerdo con Jesús Becerro García, anciano de la comunidad de Tetelcingo, está impregnada de una importante combinación de magia y rito, los cambios que ha sufrido a través del tiempo se amoldan principalmente a la celebración en cada construcción y a la particular alegría que distingue a los albañiles.
Acorde a la forma de ser y pensar de los trabajadores de cada construcción, las cruces son adornadas con flores, en cada caso buscando dar un especial colorido que es combinado con el ruido de los cohetes, la música y los sabores de las comidas que especialmente en su honor se celebran en esta ocasión.