De acuerdo con un estudio efectuado por estudiantes de la especialidad de Sociología, “en los municipios rurales de la región, como sucede en muchos otros sitios similares, existen dos actividades que predominan entre la población, principalmente la masculina: las labores en el campo y el ‘piste’ con los amigos, como se le conoce a la ingesta de bebidas embriagantes”, establece el responsable del grupo, Simón Hernández Flores.
Asimismo, añade que “la falta de atención al alcoholismo entre personas de la tercera edad se está traduciendo en diagnósticos inequívocos de que podrían enfrentar futuras complicaciones para su salud y la convivencias familiar.
“Por el contrario, en el caso de la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, publicada en 2002, aquí es letra muerta: funcionarios, personas de la tercera edad y sus familias aceptaron incluso no saber siquiera de su existencia, a pesar de que en ella se establecen reglas claras para el respeto de ellos”, asegura.
Como ejemplo: en su artículo noveno se establece que “La familia de la persona adulta mayor deberá cumplir su función social; por tanto, de manera constante y permanente deberá velar por cada una de las personas adultas mayores que formen parte de ella, siendo responsable de proporcionar los satisfactores necesarios para su atención y desarrollo integral”, algo que no sucede en la mayor parte de los casos, finalizó.