Al respecto, José Luis Hernández Guerrero, industrial de la masa y la tortilla, estableció: “Aunque no quisiéramos incrementar el precio, los ajustes son una medida sana, al tomar en cuenta que el constante incremento al precio de las gasolinas sí afecta la producción, a lo que se suman otros pagos, como el de impuestos, salarios de sus trabajadores”.
“Aunque no fue un precio generalizado, sí persiste en la mayoría de las comunidades, donde se vendía en ocho pesos, de acuerdo al reporte de los propios industriales de este ramo, quienes llevan cerca de 10 años con un precio liberado para favorecer la competencia en el mercado”, comentó.
“Sin embargo, el golpe para la economía de las familias de escasos recursos económicos resulta lamentable, pues en la mayoría son gente que apenas sobrevive con sus ingresos.”
Asimismo, comentó que “este incremento, llevado a cabo de manera unilateral por los industriales de la masa y la tortilla, se suma a diversos ajustes que igual se resienten en otros alimentos y servicios básicos, a pesar de que el incremento al salario fue apenas perceptible”, apuntó.