En una visita que Ortiz Triana hizo al taller del maestro laudero Marco Antonio Rubio, en el barrio de Ixtlahucacán, dio cuenta de que esa vivienda estuvo habitada por un músico que tenía varias canciones famosas y dándose a la tarea de identificar a su familia entraron en contacto y halló documentos que reseñan su actividad como integrante de esta lucha civil, fotografías y composiciones musicales. De acuerdo con el cronista, el caso de Emiliano es similar al de varios revolucionarios más que han quedado olvidados en el tiempo y “que nos proponemos rescatar, además de Jovito Serrano, Ignacio Bastida, José Ortiz, Diego Ruiz, Lucio Moreno, Amador Salazar, Román Castro, Esperanza Chavarría y varios revolucionarios más”, apuntó.
“Es un trabajo muy laborioso y que requiere el apoyo decidido y eficaz de las autoridades municipales y del estado”, señaló. Cabe destacar que César Ortiz Triana lleva más de 30 años haciendo esta búsqueda y rescate, el cual se aproxima a su culminación. “La intención es hacerlo en el marco de las conmemoraciones del Centenario de la Revolución, pero si no es posible, lo haremos en los meses posteriores; en todo Morelos, la situación de otros revolucionarios es similar, ya que la historia no ha hecho justicia a muchos de los participantes en esta lucha revolucionaria”, comentó.
Coincidentemente nacido el mismo día que el General Emiliano Zapata, pero en el año de 1901 en la casa “Xaxapotla”, de la comunidad de Santo Domingo, en Tepoztlán, López Valdepeña llegó a Yautepec a muy corta edad para luego incorporarse a las fuerzas zapatistas del General Everardo González a cumplir actividades de inteligencia y fue allí donde conformó una mesa directiva para organizar el reparto de tierras y hacerlas productivas después de un prolongado periodo de lucha revolucionaria.
Marcado profundamente con la canción “Bruno Apresa”, sus obras como compositor musical se popularizaron de tal modo que pronto se conocía en gran parte del centro del país, ya por los años de 1915 a 1920, y que “después con un solo cambio de palabras, la hizo famosa un compositor que sin ningún escrúpulo hizo pasar como suya: Cuco Sánchez”, relató el historiador. Una de sus canciones fue conocida también con la interpretación de Miguel Lerdo de Tejada; sin embargo, “las empresas y compañías que se dedicaban a producir, grabar y vender música, nunca le dieron la oportunidad que buscaba dejando escritas más de 133 canciones, mismas que cuidó que sus letras las mecanografiaran junto con sus vivencias”.