Hijo de un escultor, Thabit tuvo que huir de Mosul cuando las tropas del grupo terrorista conocido como Estado Islámico (ISIS o DAESH en en los medios) invadieron la ciudad. Entre las tropelías de estos integristas se cuenta la destrucción de 100.000 manuscritos asirios conservados en la biblioteca de la ciudad. Después, destrozaron las esculturas del Museo de Historia de Mosul, obras de arte asirias de más de 3.000 años de antigüedad y un valor incalculable.
Thabit comenzó pronto a seguir los pasos de su padre. El joven artista se ha marcado un objetivo difícil. Construir réplicas exactas de las obras perdidas en el museo. Obviamente no dispone de los medios ni la técnica para tallar la piedra de los modelos originales. En su lugar está creando las esculturas en yeso y arcilla. Ya lleva 18 esculturas y relieves.
Las reliquias perdidas en Mosul son insustituibles, pero el valor simbólico del trabajo de este joven escultor va más allá de los materiales que utiliza. Eso por no mencionar que se juega su propia vida en el proceso:
Isis ha declarado la guerra a la cultura y al arte, asñi que he decidido combatirles con arte. En Iraq están matando a personas solo porque son escultores, porque son artistas. Seguir esculpiendo es un mensaje de que no nos vamos a dejar intimidar por esos demonios. Mi sueño es poder convertirme en un artista de renombre que haga sentir orgulloso a mi país y muestre al mundo que en Irak también hay personas que amamos la vida y respetamos nuestro patrimonio.
Desde luego, no podía haber comenzado mejor ese sueño. En el perfil de Facebook del artista se pueden ver las obras que ha ido creando hasta ahora y cómo su técnica mejora con cada nueva creación.