Si perteneces al segundo grupo, tienes más motivos de los que tal vez te imaginas para empezar a romper el hábito.
Según una encuesta llevada a cabo en Reino Unido, un 46% de los consultados no se levanta cuando suena la alarma y prefiere quedarse en la cama, posponiendo la alarma, a menudo, varias veces.
Y eso nos ocurre a muchos de nosotros en otras partes del mundo. ¿Por qué lo hacemos?
Unos dicen que les resulta menos duro afrontar el despertar de esta manera, mientras que otros encuentran placentero "alargar" esos minutos de descanso.
Pero, según el doctor Joaquín Terán Santos, presidente de la Sociedad Española de Sueño (SES), la clave está en "la falta de sueño" que sufre gran parte de la sociedad.
Entonces, ¿es perjudicial posponer la alarma? ¿Cómo nos afecta?
Ciclos interrumpidos
Aunque puedas pensar que retrasar la alarma del despertador hará que finalice tu ciclo natural del sueño y te despiertes descansado, eso no es exactamente lo que sucede.
Nuestro cuerpo tiene ciclos de sueño que se ven afectados por la luz y por otros factores.
Al contrario: cuando activas el botón de snooze, tu cerebro comienza de nuevo su ciclo de sueño.
Y cuando despiertas, varios minutos más tarde, a menudo te sientes todavía más cansado que cuando lo hiciste la primera vez.
Aquí es cuando entran en juego los "mecanismos químicos" que tiene nuestro cuerpo no sólo para ponernos a dormir, sino también para despertarnos; aumenta la temperatura corporal, el sueño se vuelve más ligero y se liberan algunas hormonas, que nos proporcionan energía para empezar el día.
Según el doctor Terán, no existe "una respuesta científica absoluta" sobre los posibles efectos adversos de posponer la alarma del despertador.
"Sin embargo, hay un cierto nivel de conocimiento en base a las observaciones que se han hecho sobre los ritmos biológicos del sueño", dice el doctor.
"El hecho de utilizar un despertador cada mañana 'corta' abruptamente el sueño y no es lo más recomendable", le dice a BBC Mundo el doctor Joaquín Segarra.
"El hecho de utilizar un despertador cada mañana 'corta' abruptamente el sueño y no es lo más recomendable".
"Si además lo hacemos varias veces de forma repetida empeoramos la situación", agrega Segarra.
Falta de sueño e inercia de sueño
"Cuando alguien necesita despertarse usando varias alarmas, a menudo hay una falta de sueño detrás de eso", dice Terán.
El doctor Eduard Estivill, experto en medicina del sueño, está de acuerdo.
"A nadie le cuesta despertarse si duerme 8 horas seguidas todos los días. Sólo les sucede a los que duermen menos de las horas necesarias", explica Estivill.
Esa falta de sueño, apunta el doctor Terán, repercute en nuestra actividad diaria.
"Cuando uno está corto de sueño se interpreta como cansancio o somnolencia. Y entonces se produce la "inercia de sueño": una sensación de aturdimiento y de falta de energía y de capacidad para mantener la atención".
Cuando apagamos la alarma, nuestro cerebro comienza de nuevo su ciclo de sueño.
Y cuando la apagamos por segunda vez, es probable que ya estemos en una etapa más profunda, de manera que no se activan por completo los mecanismos de vigilia y esa somnolencia o aturdimiento se prolonga.
También es importante destacar que "aunque retrasar la alarma del despertador no sea beneficioso, no significa realmente que provoque problemas a nuestra salud", dice Segarra.
"El mensaje que debería trasmitirse es que no es la forma ideal de empezar el día, ya que nuestro cuerpo organiza los ritmos circadianos de sueño y vigilia de forma gradual, nunca de forma brusca", advierte el somnólogo.
Además, según el doctor Estivill, "el sueño que conseguimos entre los despertares no es nada reparador".
"Cuanto más se rompe el sueño, peor es la calidad de descanso. Por lo tanto, el único consejo es que debemos dormir las horas necesarias. Es decir, 8 cada día. Todos los días de la semana", afirma Estivill.