Sé que esto es difícil de creer, pero si eres una ardilla de tierra te aconsejo mudarte a otra ciudad de inmediato. Todos hemos sido engañados por uno de los asesinos más adorables de la naturaleza. El biólogo John Hoogland, del Centro de Ciencia Ambiental de la Universidad de Maryland, fue el primer científico que contempló a un perrito de la pradera de cola blanca zarandear a una ardilla de tierra entre sus dientes hasta matarla. No podía creer lo que vio. “Estaba en shock”, explica Hoogland a Gizmodo. “Nunca sospechamos algo así. Cuando descubrí lo que ocurría, empezamos a observarlos atentamente”.
Durante seis años, Hoogland, su colega Charles Brown y un pequeño ejército de estudiantes observaron sigilosamente a los perritos desde unas torres en el Arapaho National Wildlife Refuge de Colorado. Los veían buscar alimento, criar a sus camadas y despiezar ardillas por diversión. Como prueba de que la naturaleza es brutalmente implacable, parece que este comportamiento da a los perritos de la pradera una ventaja evolutiva.
El estudio de Hoogland se publica hoy en Proceedings of the Royal Society B. Incluye la matanza de 163 ardillas de tierra a mano de 47 perros de la pradera.
“Los perritos de la pradera persiguen a las ardillas de tierra (por lo general a los bebés) y si las atrapan las sacuden con violencia”, explica Hoogland. “Cuando las zarandean, muerden la parte posterior del cuello para seccionar la médula espinal. A veces agarran por la cabeza a los bebés y literalmente les arrancan el cerebro. Es violento, salvaje y horrible”.
En un episodio particularmente brutal, Hoogland fue testigo de cómo una hembra de perrito de la pradera asesinaba a siete bebés de ardilla en serie, sacudiéndolos hasta la muerte de uno en uno cuando salían de su madriguera por primera vez. “Fue toda una experiencia”, cuenta.
Es el primer caso conocido de un mamífero herbívoro que mata a otros mamíferos herbívoros de manera rutinaria. Según la investigación de Hoogland, es una cuestión de competencia. Los perritos de la pradera y las ardillas de tierra viven en el mismo hábitat y comen de la misma hierba. Cuantas menos ardillas de tierra, más comida para los perros de la pradera y sus crías.
“Si te fijas en un año en concreto, los asesinos tienen camadas más grandes y sus bebés tienen más posibilidades de sobrevivir”, dice Hoogland. “Los asesinos en serie son especialmente exitosos en su reproducción. Tienen muchas crías, que sobreviven muchos años”.
La verdad sobre los perritos de la pradera puede ser espeluznante, pero es posible que los biólogos sólo estén rozando la superficie de un cuento darwiniano escrito con sangre en las profundidades de la historia evolutiva. A la cultura pop le gusta retratar a los herbívoros como animales pacifistas (Zootopia es el último ejemplo de esto), pero no sabemos cuántos actos barbáricos sin documentar podrían estar ocurriendo en nuestros jardines traseros. ¿Conejos que allanan madrigueras para estrangular en sueños a las ardillitas rayadas? ¿Alces y búfalos que pierden los papeles y se apuñalan con sus astas? Éstas son las preguntas inquietantes que los biólogos tendrán que empezar a hacerse.
“Me pregunto si estos mismos comportamientos están ocurriendo en otros competidores interespecíficos”, concluye Hoogland. “Espero que este trabajo obligue a otros biólogos a mirar más de cerca a sus animales. Cuanto más aprendo sobre los perritos de la pradera, menos sé sobre ellos”. | Gizmodo