1. Pretender que lo sabes todo
Es cierto que la universidad implicó años de esfuerzo para que pudieras graduarte, pero la realidad es que lo que aprendiste en las aulas es sólo una parte de lo que necesitarás en el mundo real. Sin importar que tu desempeño escolar fuera destacado, no comiences con el pie izquierdo creyendo que lo sabes todo. Comparte tu conocimiento con los demás, pero emplea la mayor parte de tu tiempo en escuchar, observar y aprender de todos lo que te rodean.
2. Caer en tu zona de confort
Sentirte cómodo en tu trabajo es algo bueno, pero cuando lo haces muy pronto puede traducirse en flojera. De hecho, deberías buscar sentirte siempre un poco incómodo, porque esto te motiva a aprender, crecer, desarrollarte y luchar por ser mejor.
Aunque sea un trabajo que amas, mantén una perspectiva de largo plazo y escucha a quienes te rodean.
3. Intentarlo demasiado
Te preocupa caerle bien a todos, por lo que siempre llegas a las juntas 15 minutos antes y te vas 20 minutos después que los demás; o tienes tantas ganas de compartir tus ideas que interrumpes a los demás. Quizá no te des cuenta, pero estas actitudes podrían convertirte en “el fastidioso empleado nuevo” y nadie quiere eso. Es bueno que seas extrovertido y quieras conocer a los demás, pero recuerda tomarlo con calma y ser tú mismo. | Mundo Ejecutivo