ANTECEDENTE (09-Sep).- Graciela Elizalde, una niña de ocho años que sufre centenares de crisis epilépticas cada día, ha conseguido una victoria rotunda que podría replantear la discusión del uso de la marihuana en México. El caso de esta niña originaria de Monterrey (Nuevo León, al norte) ha generado muchas simpatías de sectores que se resistían a oír sobre la legalización de las drogas. Este martes, sin embargo, el Gobierno mexicano ha dado luz verde a la importación de un aceite de marihuana que será utilizado para el tratamiento de Grace, enferma con el síndrome de Lennox-Gastaut. Es la primera vez que esto sucede en un país que ha sufrido durante más de seis años la violencia de los traficantes de sustancias ilícitas.
“Las autoridades se dieron cuenta de que van a tener que avanzar en el uso terapéutico de la cannabis por las buenas o por las malas. Y parece que lo están haciendo por las buenas”, dice Aram Barra, un activista por la legalización de las drogas que ha seguido de cerca el caso de Grace. Esta mañana, Barra acompañó a Raúl Elizalde, padre de la menor, a las oficinas de la Comisión federal para la protección de riesgos sanitarios (COFEPRIS). El comisionado, Mikel Arriola, ha firmado la petición de importación del medicamento, que podría llegar a México la próxima semana.
“El comisionado nos dijo que van a repetir eso con todos los casos siempre y cuando se presenten con una receta médica”, dijo Barra, que ha sido parte de un intenso lobby que ha incluido reuniones con senadores y con la secretaria de Salud, Mercedes Juan.
El caso de Grace ha revelado una paradoja. Las autoridades responsables de la importación del medicamento manifestaron su voluntad de ayudar. Sin embargo, las leyes siguen teniendo a la marihuana y los productos derivados de la planta de cannabis dentro del catálogo federal de sustancias prohibidas. Prescribirla es un delito federal. “No hay médicos que la receten porque perderían sus cédulas”, dice Barra.
Una decisión de Martín Sánchez, juez de distrito, protegió a Grace bajo dos condiciones. La primera es que un médico le recetara el tratamiento. La segunda, es que la marihuana o sus derivados fueran comprados de forma legal. El magistrado también amparó al doctor Saúl Garza Morales, director del departamento de neurociencia de lInstituto Nacional de Perinatología, que se ha mostrado dispuesto a escribir la receta médica.
El medicamento que Grace utilizará se fabrica legalmente en cuatro países. La familia está estudiando la variedad de presentaciones que el aceite tiene en Inglaterra, Canadá, Estados Unidos e Israel. La sustancia está hecha con una cepa de marihuana llamada Charlotte’s Web, en honor de Charlotte Figi, una niña con el síndrome Dravet, similar al de Grace, que sufría de ataques epilépticos. La industria de la marihuana de Colorado, Estados Unidos, le desarrolló especialmente una planta con un alto nivel de cannabidiol, pero con menos de 0.3% de THC, la sustancia que se asocia al uso recreativo de la droga. La última palabra sobre el medicamento más adecuado la tiene el doctor Garza.
Está por verse si la buena voluntad que ha generado Grace llega al Congreso, el único que tiene la posibilidad de eliminar la cannabis y sus derivados del catálogo federal de sustancias prohibidas. “Este caso no es el único en el país. Hay muchos esperando a que el país se abra al uso terapéutico de la marihuana”, afirma Barra.
Con Información de El País