Se es lo que se come, o eso reza el dicho. Pero sería más preciso decir que las personas son como comen.
La semana pasada el portal LittleThings publicó una lista de carácter no científico, pero con la que sí podemos identificarnos, que analizó distintos tipos de personalidades basándose en hábitos alimenticios. En ella se examinaba la personalidad de los individuos que comen rápido, lento o de maneras diversas.
¿Existen bases psicológicas para hacer una evaluación como esa? De hecho, sí podría haberlas.
De acuerdo con Juliet Boghossian, experta en comportamientos alimenticios y fundadora de la empresa de investigación Food-ology con sede en Los Angeles, se puede “absolutamente” generar inferencias de la personalidad de alguien a partir de sus hábitos en la mesa.
“Los hábitos relacionados con la comida pueden de hecho revelar facetas de la personalidad de un individuo y de sus tendencias de comportamiento”, le dijo Boghossian a The Huffington Post en un email. “Lo que quieres observar son tus rituales, idiosincrasia y hábitos para comer ‘consistentes’ o ‘típicos’”.
Hablamos con Boghossian y Julia Hormes, una psicóloga especializada en comportamientos alimenticios en la State University of New York en Albany, sobre lo que los hábitos para comer realmente dicen sobre quiénes son las personas. He aquí lo que dijeron acerca de algunos estilos populares para comer.
COMEDOR LENTO
El comer despacio representa un gusto por controlar las cosas. Foto: Shutterstock
Todos lo conocen, después de que el resto de los comensales terminaron sus alimentos, se verá a esta persona moviéndose lentamente, comiendo un pequeño bocado cada vez. Cuando se sienta a la mesa, el comedor lento se toma su tiempo con calma, y siempre es la última persona en terminar de comer.
De acuerdo con Boghossian, los comedores lentos generalmente son personas a quienes les gusta tener el control de las cosas y saben cómo apreciar la vida. También tienden a tener confianza y ser tranquilos. Sin embargo, la gente que solo en ocasiones come lento, puede hacerlo por tener poca energía o estar de ánimo triste.
“Nuestro estado de humor puede afectar nuestro ritmo para comer”, explicó Hormes.
Mientras que los comedores lentos pueden llegar a sentir presión por alcanzar a los demás, Hormes señala que existen beneficios reales de comer sin prisa.
“Se ha demostrado que comer con calma está asociado a un menor consumo de energía, mayor saciedad y mayores niveles de satisfacción por las comidas”, indicó la experta.
EL VELOZ
El comer rápido es perjudicial para el sistema digestivo, apuntan expertos. Foto: Shutterstock
Existe una buena probabilidad de que alguien de la familia encaje con la descripción del comedor veloz, y si se crece con uno, probablemente se desarrolló el hábito de competir con otro miembro de la casa. Esta persona tiende a arrasar con los alimentos, a limpiar el plato antes de que el resto de la mesa haya terminado al menos con la mitad de su comida.
Lejos de la mesa, los comedores veloces tienden a ser ambiciosos, orientados a metas y abiertos a nuevas experiencias, pero también tienen la tendencia a ser impacientes, de acuerdo con Boghassian.
“La velocidad a la que comes revela la velocidad a la que enfrentas o disfrutas la vida”, indicó.
No hay nada malo con comer de manera eficiente, pero los comedores superveloces listos al consideran qué tan rápido es su consumo. Comer muy rápido provoca ciertos riesgos de salud, incluyendo el ganar peso.
EL AVENTURERO
Hay quienes se animan a explorar nuevas comidas. Foto: Shutterstock
El comedor aventurero siempre está en busca de su próxima experiencia gastronómica. Cuando se trata de comida, y probablemente de otras áreas de la vida, esta persona busca emociones y toma riesgos.
“Tu singular enfoque sobre la vida es algo que nunca deberías cambiar”, escribió Phil Mutz, autor del artículo en LittleThings. “Sólo ten cuidado de no presionar a otros para que sean tan aventureros como tú; no todos nacieron para ser exploradores”.
Ser un comedor aventurero, de acuerdo con Boghassian, “muestra la apertura que se tiene para probar cosas nuevas fuera de la zona de confort y experiencia”.
COMEDOR QUISQUILLOSO
Los quisquillosos suelen serlo para otras cosas, además de la comida. Foto: Shutterstock
Esta persona tal vez nunca superó lo que de niño le gustaba o no le gustaba, o su tendencia de no aceptar una cocina que no le sea familiar. A este comedor se le puede ver con frecuencia preguntándole al mesero si el platillo se puede servir sin salsa o con el aderezo a un lado.
Existe un buen chance de que esta persona también sea un poco neurótica lejos de la mesa.
“Investigaciones sobre la ‘neofobia alimentaria’, la reticencia a probar nuevos alimentos, muestran que eso se relaciona con ciertos rasgos de personalidad, como la búsqueda de sensaciones, ansiedad y neurosis”, explicó Hormes. “Quienes presentan una neofobia alimentaria bien marcada parecen asociar muchos de los alimentos que evitan con una sensación de asco”.
EL QUE SEPARA
El separar la comida generalmente viene desde la niñez. Foto: Shutterstock
El segregador, uno de los más inusuales tipos de comedor, se acerca al plato de manera metódica, comiendo un alimento por completo antes de continuar con el siguiente.
“Eres una persona muy orientada en los detalles, y te aseguras de siempre pensar las cosas muy bien”, escribió Mutz. “A pesar de que otras personas no siempre entiendan tu manera de hacer las cosas, en el fondo sabes que existe un método en tu llamada locura. Eres una persona muy cuidadosa”.
Boghossian coincide con que este tipo de comportamiento para comer puede sugerir el tipo de personalidad de un individuo.
“Este comportamiento comunica una personalidad orientada a tareas específicas en lugar de a una persona multitareas”, señaló Boghassian. “También, sugiere una tendencia disciplinada que raya en la obstinación por terminar una tarea antes de pasar a otra”. | SinEmbargo