Explicó que al comer “el organismo genera calor para metabolizar los alimentos, ese idealmente sería el momento en el que te activas, pero si no comes lo adecuado te da sueño, te sientes pesado, no tienes energía suficiente para seguir el trabajo”.
La ingesta de productos ricos en harinas, sales y azúcares refinadas, siempre al alcance de trabajadores que no tuvieron tiempo de cocinar en casa, “además de causar somnolencia, originan pesadez” y tienen poco valor nutrimental, destacó Yáñez Neri.
Lo mejor, dijo, es consumir porciones pequeñas en las que se balanceen proteínas y grasas, además “es buen hábito beber medio litro de agua antes y después de comer para facilitar el trabajo del sistema digestivo al diluir los nutrientes; hay personas que prefieren no beber nada y eso no es lo más indicado”.
Alertó que no hay refresco embotellado más nocivo que otro, porque todos tienen una gran cantidad de azúcar refinada y ello conduce a enfermedades crónico degenerativas y aumenta el riesgo de cuadros clínicos agudos en personas que ya tienen alguna patología sobre todo metabólica.
La doctora Yáñez Neri resaltó que en consulta se distingue a las personas que incluyen demasiados refrescos en su dieta porque presentan muchos malestares estomacales, como gases y distención a nivel abdominal.
Como complemento de la alimentación balanceada recomendó ingerir agua simple, en especial en casos de tener sobrepeso u obesidad, aunque reconoció que “no siempre es fácil habituarse, pero para lograrlo pueden servir como transición aguas frescas, aprovechar las frutas de temporada”.
Por lo general, dijo, las personas con trabajos que no involucran mucha actividad física, como los oficinistas, son más propensas a padecer las consecuencias de una mala alimentación, incluso en su ámbito familiar, ya que llegan fatigados a casa y no hacen ejercicio, lo que da pie a los “atracones”.
Otro hábito que favorece “la marea alcalina” es no desayunar, “al aumentar el apetito en el transcurso de la mañana, la persona come todo lo que puede en la primera oportunidad y queda tan satisfecha que ya no cena, y repite el ciclo a la mañana siguiente”.
“La reacción del cuerpo es entonces almacenar la mayor cantidad de carbohidratos y grasa; y la consecuencia es el sobrepeso”.
Por lo anterior, la doctora Yáñez Neri aconsejó estar atentos a lo que se ingiere, pensar siempre en la calidad de los productos, así como preferir la comida casera “o comida corrida en caso de que sea necesario comer fuera de casa”, porque ello evita enfermedades.
Subrayó que nunca es tarde para empezar con una rutina de ejercicio, “cinco minutos bastan para acostumbrar al organismo y aumentar poco a poco el rendimiento físico, ya que no hay dietas mágicas”.
“La peor alternativa es dejar al cuerpo sin alimento durante periodos prolongados y hacer un atracón al día que merme la capacidad de cumplir con éxito las actividades diarias”, puntualizó.
Además se debe reducir e incluso evitar el consumo de azúcar, sal y harina, “si sumamos la ingesta de agua simple obtendremos la magia que buscamos en todas los regímenes dietéticos”. | SinEmbargo