Solo existen otros dos rinocerontes de esta subespecie en el resto del mundo, el problema es que son rinocerontes hembras, por lo que la extinción sería inminente tras la muerte de Sudán.
Con 42 años de edad, Sudán ya se encuentra en sus últimos momentos de vida, siendo así imposible que el animal pueda procrear de un modo natural. No obstante, se espera emplear su líquido seminal para de forma artificial intentar salvar la especie, aunque las posibilidades siguen siendo muy bajas.
Una vez más, somos los humanos los que hemos provocado que una especie milenaria se encuentre al borde de la extinción. No por necesidad, ni por instinto, sino por dinero. La caza furtiva de estos animales era realizada con la intención de vender sus cuernos en el mercado negro, debido a los cuales se podían recibir cantidades monetarias de hasta 80.000 dólares el kilo.
Créditos: CB2/ZOB/Brent Stirton/National Geographic/Hipertextual