Vida y Estilo

10 nuevos libros de poesía mexicana: la primavera de las letras

Aunque es la narrativa la que se roba los pocos espacios que los medios periodísticos reservan a la literatura, es la poesía mexicana el universo donde pasan las cosas importantes de nuestras letras.

Por supuesto, no se trata de una pelea donde alguno tenga que salir ganador. No propiciamos ni creemos en un partido de narradores versus poetas, pero es imposible voltear la vista e ignorar la cantidad de libros magníficos que salen periódicamente, destinados a dar cuenta de la vitalidad y la originalidad de la nueva poesía en un país donde su único Premio Nobel ha sido precisamente un poeta.

Mónica Maristain
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Allí está la impresionante Antología General de la Poesía Mexicana – Poesía del México actual de la segunda mitad del siglo XX a nuestros días, con selección prólogo y notas a cargo de Juan Domingo Argüelles, para captar la dimensión de un corpus literario en pleno movimiento y constante ebullición creativa.

“De los Ensayos de Montaigne he adoptado la siguiente divisa: “Se puede hacer el tonto en todo lo demás, pero no en poesía”. Así es. Leer (y escribir) poesía ha sido siempre un placer, jamás una obligación”, dice Argüelles en el prólogo del libro editado con lujo y sobriedad por Océano.

Alude el experto al placer que otorga leer poesía y en ese sentido, para todos aquellos que manifiestan un temor previo antes de abrir las páginas de un poemario, conviene advertir que a la poesía hay que ir como quien pone un disco en un aparato de música: abierto, sencillo y sensible.

No quedarse clavado a lo que no nos conmueve, pasar siempre a lo que sigue y dejarse envolver por las palabras, suspender el juicio y no obligarse a entender con lógica. La poesía es la música de las palabras. Nos toca allí donde nos volvemos inasibles y misteriosos. No hay nada que comprender. Y así como creemos que en algún lugar del mundo existe esa persona que es para nosotros, también en el mar de letras que nos circunda habitan el poeta, el poema, diseñados a la medida de nuestro corazón.


Foto: Especial

Gerardo Grande, (Ciudad de México, 1991) formó parte de nuestro ciclo Novísima Poesía Mexicana y desde entonces despertó el interés de los lectores con su primer libroAnimalito Rockero.

Ahora regresa por sus fueros con un libro explosivo editado por Mantarraya Ediciones para su nueva colección “Parque Lira”, un emprendimiento más que loable a cargo de Antonio Calera-Grobet y que en este caso ha dado en la tecla al dar rienda suelta a uno de nuestros poetas más conmovedores.

Es eso lo que tiene la obra de Grande: está cargada de virtud sentimental, exenta de cursilería, pero llena de lirismo maiakovskiano, propia de un Lorca en su etapa más experimental.

Poemas como cuentos, haikus como rebeliones, escribíamos en una columna que dedicábamos al libro escrito por el vaquero regiotapatío José Eugenio Sánchez (1965), un puñado de letras como municiones escupidas con virtud de contagio que a nadie dejará indemne.

Entre el zen y las drogas y acaso un perfume de John Fante por aquí, gotas de sudor de Bukowski por allá, el poeta trae la locura beatnik a nuestros días y nos compele a disfrutar de esa época cuando todo era experimental, cuando no había –como diría Spinetta- “téster de violencia” para descubrir donde estaba el abismo final.


Foto: Especial

Los versos parecen salir de una zona improvisada, como hechos a ciegas por alguien que recién comenzara a aprender la grafía de la sangre. Es mucha cosa y mucha conmoción.

Con este poemario, Karen Villeda (Tlaxcala, 1985) obtuvo el Premio Nacional de Poesía Joven “Elías Nandino” 2013 convocado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA).

Dodo es “el recuerdo y el presagio de un mundo fantástico y terrible que a todos pertenece, basta mirar la huella para reconocer nuestra memoria. Nos asusta y fascina este delirio”, ha escrito la también poeta Carmen Villoro.


Karen Villeda y su Dodo. Foto: Conaculta

Siete barriles desvencijados. Siete barriles como pretexto para catorce brazos. Cuarenta y nueve sacos, sacos de harina de trigo sarraceno para el ánimo púgil. Moscas, un ciento. Siete camisolas que palidecen con siete barriles. Sal por puños. Catorce brazos rivales, siete mares, una escotilla.

Xitlálitl Rodríguez Mendozanació en 1982 en Guadalajara y ha desarrollado una carrera profesional como editora y redactora en diversos medios. Ahora es una de las figuras destacadas en Vice México y escribe poesía. Buena poesía.

El librito mencionado (chiquito, colorido, con una hermosa portada a cargo de Jorge Aviña) tiene la virtud de arrinconarnos a un costado de una puerta cerrada del lado de afuera. Nos tira y nos saca la ropa a dentelladas y nos pega sin dejar marcas visibles.

Esta chica pedalea como heroína supersónica en una ruta donde decir que construye un mundo propio es una obviedad, un cliché.

Nada de lo que llevo me salvará / la vida: un cuaderno con mi abuelo muerto / dibujado y algunos recortes de hostias. / Nada de lo que me llevo me salvará / la vida. Pedaleo. / Allá voy a través de San Diego / hasta llegar al desierto de grava, afuera de la Cruz Roja.

Un poemario lleno de postales, cartas, textos breves que expresan variedad estilística y una voz fuerte, tal vez hablada, aun cuando no sea la favorita de la escritora.

Nacida en Ciudad de México en 1959, traductora, poeta y ensayista, la autora de Muerte en la rúa Augusta, ganador del Premio Xavier Villaurrutia en 2009, edita en Almadía un poema que iba a ser un cuento de un personaje que vive en un edificio y empieza a obsesionarse con sus vecinos de abajo, los cuales empiezan a ser muy agresivos con él”.


Foto: Especial

“Comencé entonces a escribir un poema donde apareció el amigo del perro cojo, quien se vino conmigo a todos los poemas”, contó Tedi en entrevista con SinEmbargo.

“Se convirtió en un interlocutor ideal, en un amigo que es a la vez enemigo, un ser objeto de las burlas, el corresponsal, el remitente, cumple varias funciones dentro del libro”.

Un espectáculo “porno musical” dice el poeta regiomontano, nacido en 1982, de este libro fascinante donde los hospitales se erigen como verdaderas catedrales de monstruos, espacios donde no hay lugar para lo diletante ni lo pasajero. Lo eterno es la herida abierta, supurante: el cuerpo transmutado entre jeringas y prótesis.

“Ante el horror del dolor y la enfermedad, Óscar David López propone el gozo, no como salvación ni como cura (que no las hay), sino como resistencia. El hospital deviene burdel, el instrumental médico deviene dildo, el fascismo deviene sadomaso. No hay curación, no hay salvación, no hay más allá, pero hay gozo”, escribió sobre este libro el también poeta Luis Felipe Fabre.


Foto: Especial

Este libro que vio la luz en 2014, obtuvo el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2011.

Ding-dong: establecer estado: denegado: conducta farmacopornográfica en un ambiente intrahospitalario: denegado: tuvo una erección advertimos la maniobra de heimlich a su almohada advertimos siempre tuya desde la raíz los poppers obras seminales los poppers preeyaculatoria luz roja luz verde puñeta en horas de visita de dos a cinco da igual luz roja luz verde cualquier horario terrorismo narcoticosexual denegado ¿qué pasó aquí?

Nacido en el Distrito Federal en 1974, Luis Felipe Fabre es un poeta constante y prolífico, guardián de palabras clandestinas que en este tratado de zombies adquieren una relevancia sarcástica y jocosa.

Hay aquí una misión perturbadora y a las claras un verso claro, como para captar la atención de los propios, pero sobre todo despertar el interés de los extraños.


Foto: Especial

Una chica desaparece en circunstancias misteriosas: / otra / chica desaparece y luego / otra / y otra y otra y otra y otra y otra: no / hay motivos de alarma, explica / el jefe de la policía: según las estadísticas, / es normal que en México algunas chicas  / desaparezcan. Pero / una noche, un cuello, un alarido, unos colmillos /  ensangrentados: / hubo testigos: / ¡las chicas han vuelto! / …

Escritor, editor, chef y activista cultural viciado de hiperactividad, Antonio Calera-Grobet, construye en este poemario un nuevo concepto de libertad. Esa que se experimenta caminando y que Nietzsche concibió como “el pensamiento caminado”.

Palabras que surgen en el andar, dolores y alegrías que van dejando huella como las migas de pan de Hansel & Gretel, porque un hombre después de todo es su mapa de vida, su Ítaca posible, no la irreal o soñada.

“Liberarse —emanciparse— para Antonio Calera-Grobet parece ser algo que empieza en la formalización misma de la escritura. Su desconfianza hacia la fijeza de la forma lo hace estar al borde de un posible desbarre. Pero ese borde al que lo empuja su conciencia de testigo es, también, su deseo de escritura”, dijo Eduardo Milán.

Nacido en el Distrito Federal en 1979, Hernán Bravo Varela explora en Hasta aquí los límites del cuerpo y el espacio.

“Es una insurrección literaria, un dedo alzado como bien lo presenta la edición. Un ya basta de líneas impositivas para tratar a la poesía”, ha dicho el poeta.

“La poesía parece siempre la culpable, la purista frente a los gritos de aparente libertad que lanzan los contemporáneos, pero que son en realidad reaccionarios. Es un alto a esto”, agregó el licenciado en Literatura y Ciencias del Lenguaje por la Universidad del Claustro de Sor Juana, donde es profesor.


Foto: Especial

En el nuevo poemario del también traductor y ensayista “hay una vocación de relato. Desde un principio quise hacer pequeñas historias en verso. Que ese relato quedara subvertido en las entrañas líricas del texto y que al mismo tiempo el lirismo quedara coartado por la vocación narrativa. Es una serie con muchos boicots y experimentos. Es un plan para disolver fronteras entre los géneros, entre la biografía y la autobiografía. La mutación es la marca de la poesía, se hace por la caída de los dogmas.  La estética ha dejado de ser metafísica para volverse concreta”.

Joven poeta de Mérida, nacida en Yucatán en 1982, Nadia Escalante escribe 14 poemas para enlazarse con el mundo desde un interior azorado por la futilidad de la vida y de la muerte, con paisajes, perfumes y criaturas que habitan los tiempos de la cosecha en ese mes que tanto ha inspirado a músicos, poetas y revolucionarios.

Octubre…obtuvo el Premio Internacional de Poesía “Ciudad de Mérida 2013″, al determinar el jurado en forma unánime que “ con una densidad poética y a la vez reflexiva y celebratoria esta obra canta la paradoja del  drama humano: su condición frágil y de carencia, su experiencia del dolor y su manto de melancolía”.

“Como inicio del camino hacia la afirmación del ser, en tanto que misterio de la subjetividad que se revele en el hilo que trae la resonancia de los ancestros; en tanto que brote de la naturaleza en los dones del pájaro y la araña, del girasol y la semilla; en el horizonte del mar o de la noche, y en el cielo que cae como un manto como la lluvia.

El tiempo de la naturaleza confluye en el tiempo humano tramado en la metáfora de “Octubre” y en el arco que va de la melancolía a la celebración, verso a verso este poemario nos entrega la serena sabiduría del hallazgo estético”.

Con Información de SinEmbargo

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