Vida y Estilo

Beneficios de las patas de pollo que te harán querer comerlas diario

¿Alguna vez te has preguntado por qué son tan populares las patas de pollo que venden en las calles? Al parecer, el secreto no solo se esconde en su sabor sino también en sus muchos beneficios para la salud; tanto así que no solo en México son una botana famosa, sino también en Jamaica, Trinidad, Sudáfrica y por supuesto Asia.

Leilani Díaz
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Las patas de pollo contienen principalmente tejido conectivo, es decir, piel, cartílago, tendones y huesos, sin embargo son bastante nutritivas porque contienen una gran cantidad de vitaminas y minerales.

Por ejemplo, una porción de 2 patas de pollo le aporta a tu organismo 14 gramos de proteína, 5% del valor diario de calcio que necesitas, 5% de fósforo, 2% de vitamina A, 15% de vitamina B9 (ácido fólico), 10 gramos de grasa y solo 150 calorías.

De esa cantidad de proteínas, el 70% es puro colágeno, el cual ayuda a dar forma, fuerza y resistencia a tu piel, tendones, músculos, huesos y ligamentos. Además, las grasas que contienen son insaturadas ya que provienen de la piel del pollo.

Además, al comer patas de pollo y todo su contenido de colágeno, podrías ver una mejora en la hidratación, aspereza, elasticidad y densidad de tu piel, e incluso reducir significativamente la celulitis, así como las cicatrices de tu cuerpo.

Por otra parte, otro de los beneficios del colágeno es que ayuda a aliviar el dolor articular porque estimula la regeneración de tejidos y disminuye los síntomas de la osteoartritis (incluso para aquellos que la sufren en las rodillas).

Comer patas de pollo también podría ayudar a controlar el azúcar en la sangre, promover la salud del corazón y mejorar la densidad ósea en mujeres posmenopáusicas.

¡Pero ojo! Si las vas a comer, de preferencia guísalas en un rico caldo con patas de pollo, ya que si las fríes o les añades salsas grasosas (como la búfalo), les estás anulando los beneficios y agregando una enorme cantidad de grasas trans que dañan tu corazón.

Se recomienda que al comprarlas, las limpies muy bien y las inspecciones cuidadosamente, ya que si notas que algunas piezas parecen sucias, con la piel quemada por amoníaco o con callos demasiado crecidos (estos se generan porque dejan a los pollos parados sobre sus propios excrementos por mucho tiempo), lo mejor será tirarlas.

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