La Real Academia Española, ente que regula el buen uso de nuestro idioma, tiene un “Observatorio”, donde acoge a todas aquellas palabras que no aparecen en el diccionario, pero que son utilizadas en determinados contextos y cuyo uso puede generar dudas entre los hablantes.
Se trata de neologismos, extranjerismos, tecnicismos o regionalismos que podrían, algún día, ser aceptadas oficialmente. En la presentación del Observatorio, cuya página web fue remozada hace unos días, la RAE aclara que la información sobre estos conceptos es provisional, “pues no está contemplada aún en las obras académicas, por lo que puede verse modificada en el futuro”. Su presencia en el Observatorio “no implica que la RAE acepte su uso”.
Fue en ese marco donde apareció el pronombre “elle”, cuya figuración en una web oficial de la RAE ha generado amplio debate en las redes sociales. La definición es bastante clara: “El pronombre elle es un recurso creado y promovido en determinados ámbitos para aludir a quienes puedan no sentirse identificados con ninguno los dos géneros tradicionalmente existentes".
"Su uso no está generalizado ni asentado”, dice la RAE, de lo que es fácil deducir que a los académicos no les parece adecuado ni correcto su uso. Sin embargo, lo consignan por contar con cierta difusión en determinados sectores de la población.
El observatorio acoge a numerosas palabras de uso cotidiano, como COVID-19, Coronavirus, “hashtag”, ciberataque, feminazi, distópico, googlear, desescalada y transfóbico, así como otras menos usuales como paranoya (como forma aceptable de escribir “paranoia”), “cruzazulear” (usado en el periodismo deportivo mexicano), hombreriega y “uwu” (emoticón que expresa alegría).