En la hipocondría, la persona vive preocupada por el miedo a sufrir una enfermedad grave o por el convencimiento de estar gravemente enferma, además suelen basarse en la interpretación errónea de sensaciones corporales normales o de síntomas físicos leves.
Es decir, las personas afectadas pueden interpretar erróneamente funciones corporales normales como los ruidos intestinales, hinchazón abdominal, el latido cardíaco, la sudoración, el dolor, entre otros, con la presencia de trastornos o alteraciones físicas significativas.
La hipocondría suele comenzar en los primeros años de la edad adulta y parece afectar por igual a ambos sexos, de acuerdo con el Manual de Merck de Información Médica General.
Los hipocondríacos describen sus síntomas con todo detalle y piensan que son indicios de una enfermedad grave, por ejemplo, pueden interpretar un dolor de cabeza como un síntoma de un tumor cerebral.
Aunque una exploración médica exhaustiva indique que no existe ninguna enfermedad física o mental que justifique los síntomas, las personas afectadas continúan preocupadas por sus sospechas.
La hipocondría se sospecha cuando una persona saludable con síntomas leves, intensifica su preocupación acerca de la posible significación de estos síntomas y no reacciona del modo esperado ante las explicaciones del médico.
El tratamiento de este trastorno puede resultar complejo por la convicción que tienen las personas de que algo grave está afectando su organismo y las opiniones del médico no son suficientes para tranquilizarlas.
Sin embargo, con la ayuda de un médico de cabecera pueden desaparecer este trastorno, de lo contrario la persona que lo presente deberá buscar ayuda con un psiquiatra.