Los espárragos son un vegetal muy utilizado en la cocina europea. Son versátiles ya que se pueden cocinar al vapor, a la parrilla, rostizados e incluso se pueden servir crudos. Al cocinarlos toma en cuenta que los más delgados son mucho más suaves y los más grandes y gruesos son un poco mas fibrosos, por esta razón los tiempos de cocción serán diferentes. Si tienes ganas de perfeccionar tu técnica con este vegetal, aquí lo que debes hacer para lograrlo.

Para limpiarlos

En lugar de cortar la parte de abajo de los espárragos, utiliza un pelador y quita la parte más fibrosa —esto lo puedes guardar y añadirlo a un caldo de verduras para darle sabor extra—.  De esta manera no desperdicias nada y consigues una textura más suave.

Para guardarlos

Si no los vas a utilizar inmediatamente después de comprarlos, una buena opción es lavarlos y después colocarlos en un bowl con agua fría y el jugo de medio limón. Así evitarás que se oxiden.

Al vapor

Probablemente, esta es la forma más común de cocinarlos, aunque pueden perder su textura crujiente. Para evitar que estén muy suaves, una vez que los hayas puesto en la vaporera, retira de la olla y colócalos en bowl con agua y hielos. Así no se seguirán cocinando y conservarán su color verde.

Al grill

Una buena manera de mantenerlos con más forma es ponerlos a asar sobre una parrilla, los puedes barnizar con un poco de aceite de olivo y cortarlos a la mitad, déjalos cocinar por 5 minutos de cada lado.

Salteados

En un sartén mediano, añade partes iguales de mantequilla y aceite de olivo, deja calentar. Después añade los espárragos y un poco de sal y pimienta, mueve constantemente y deja por 8 minutos. Retira y sirve. Dependiendo de que consistencia quieras, los puedes dejar por más o menos tiempo.