¿Cuántos años dirías que tienes, si no existieran las partidas de nacimiento? La edad, entendida como la cantidad de años vividos, es un hecho inmutable, pero está demostrado que no todos envejecemos de la misma manera, y esto se relaciona directamente con lo que sentimos.
Se sabe que la edad mental afecta directamente la personalidad: «Qué tanto más jóvenes se sientan los adultos determinará sus decisiones del día a día y a futuro», dice Brian Nosek, de la Universidad de Virginia, para una nota con la BBC. Las personas que se sienten mayores comienzan más rápido a perder la extroversión y la apertura a nuevas experiencias, un cambio que viene con la edad. Quienes se sienten menores de lo que son no solo conservan estos aspectos de la personalidad, tampoco dejan de ganar la sabiduría que viene con una mayor experiencia de vida (es decir, no se ponen tan nerviosos, y son más concienzudos que las personas realmente jóvenes).
Más felicidad, menos enfermedades
Una edad mental menor disminuye el riesgo de depresión y, por tanto, aumenta la posibilidad de sentirse feliz y de gozar de buena salud mental. Lo que puede suceder es que si tienes depresión, o si sientes que te olvidas de todo, o que te enfermas mucho, todo eso te haga sentir mayor de lo que eres t resulte en un círculo vicioso.
Un estudio de la Universidad de Montpellier, del que participaron más de 17 mil personas, comprobó que la mayoría de la gente se siente más joven, pero que aquellos que se sentían más de 8 años mayores tenían mayor riesgo de padecer enfermedades. Sentirse joven es especialmente beneficioso en la tercera edad, debido a que reduce la mortalidad y las posibilidades de padecer demencia senil y enfermedades relacionadas.
¿Qué tanto más jóvenes nos sentimos?
La mayoría de los psicólogos relacionan la edad mental con mecanismos de defensa contra los estereotipos negativos que se asocian al envejecimiento. Sin embargo, un estudio de 1500 participantes descubrió que, como regla general, las personas menores de 25 años tienden a sentirse mayores, y que las que sobrepasan esta edad se sienten menores. Además, en el sentimiento persiste una proporción de 20 %. Es decir, es probable que una persona de 30 años se sienta de 24 (20 % menor, o 6 años menor), comparada con una persona de 50 años, que va a sentirse de 40. En edad mental, se prefiere mantener una proporción en lugar de identificarse con atributos objetivamente relacionados a la juventud.
De todos modos, en otros estudios de psicología se ha comprobado que sentirse más joven es una estrategia de autodefensa. Si nos protegemos de los estereotipos negativos, y mantenemos una visión positiva del futuro, es más probable que disfrutemos de una salud más fuerte.