A diferencia de otros trastornos afecta a más mujeres que hombres.
Cristina Cifuentes dimitió de su cargo como presidenta de la Comunidad de Madrid después de que Ok Diario publicara un vídeo de 2011 en el que pillaban a la entonces 'número dos' de la Asamblea de Madrid robando unas cremas en un supermercado Eroski de Vallecas.
Cifuentes ha descrito el episodio de las cremas como un "error involuntario", pero antes de conocer su justificación, varios medios de comunicación y usuarios en redes sociales lo han relacionado con un posible caso de cleptomanía.
Como refleja Google Trends, las búsquedas sobre cleptomanía se han incrementado considerablemente en las últimas horas en España.
Qué es la cleptomanía
Según R. Collado, psicóloga residente del Hospital Universitari i Politècnic La Fe(Valencia), la cleptomanía "está encuadrada como un trastorno de control de impulso". La doctora María José Palacio, del SEM Centro de Psicología, añade que "la persona que lo sufre libera tensiones cuando hurta, siente bienestar".
Collado hace hincapié en que al cleptómano robar no le produce placer, como sucede con las adicciones, sino que le calma la tensión desagradable que sufre. Palacio coincide: "El desencadenante suele ser la ansiedad, y esa sensación negativa disminuye cuando se realiza un robo".
Ambas expertas señalan que los cleptómanos no lo hacen por necesidad y no tienen por qué robar objetos de lujo. De hecho, "puede ser una maquinilla de afeitar en un supermercado, o puede ser dinero a un familiar", ilustra María José Palacio. Además, según Collado, tampoco se produce por rebeldía, como puede ocurrir entre los adolescentes. Los cleptómanos tienden a experimentar luego un sentimiento de culpa, como quienes sufren bulimia, explican.
Quiénes la sufren
Según la doctora Palacio, no es un trastorno muy frecuente, aunque "probablemente haya muchos más casos de los que se conocen". La especialista argumenta que "es muy difícil diagnosticarlo", ya que "se necesitan varias consultas para que el paciente lo reconozca". Asimismo, suele ir asociado a otros trastornos o adicciones a sustancias como el alcohol o el tabaco.
La gravedad de la enfermedad varía en función de la cantidad y la frecuencia de los hurtos. A veces sólo se efectúan robos puntuales, pero para que se diagnostique el trastorno los hurtos se deben producir en un periodo determinado y varias veces, comenta Palacio. "En seis meses tiene que haber varios hurtos para que haya un diagnóstico", apunta la psicóloga.
Collado señala que, a diferencia del resto de trastornos de impulso, se da en un mayor número de mujeres, con una proporción de 3 a 1 superior en ellas que en ellos.
Cómo se trata
El primer e irrenunciable paso consiste en tomar conciencia de la enfermedad. Según Palacio, "se puede salir de la cleptomanía y superarla, a veces, con ayuda de medicación para controlar la ansiedad".
Con el fin de reducir los hurtos, conviene evitar los estímulos que inciten al robo, sostiene Collado. "Se suele utilizar una terapia psicológica conductual, de control de estímulos. Por ejemplo, si la persona lleva un bolso enorme, que lleve uno más pequeño. Cambiar el recorrido habitual, ir acompañada...", señala la psicóloga, quien afirma que si hay mejoría se empieza a prescindir de esas cautelas.
Otra terapia que utilizan los expertos es la de la imaginación: procurar que los afectados visualicen que los pillan robando y la vergüenza que supone lo que piensen sus familiares o amigos.