Sin ningún lugar a duda, Mafalda es un ícono de la historieta latinoamericana. La entrañable niña precoz que, desde su tierna juventud, se queja de las tonterías de los mayores (y de todo su entorno en general), es una consentida de varias generaciones que, en sus casi 53 años de existencia, la han colocado en el Olimpo de los cómics por representar como casi ningún otro personaje de ficción las preocupaciones de la clase media. Pero, a pesar de ser uno de los personajes más representativos del medio del cómic, muchos no saben que el origen de Mafalda está ligado a los refrigeradores, lavadoras, estufas, televisores, y diferentes tipos de productos tecnológicos del hogar.
Así es, la idea original del personaje está ligada a la marca Siam Di Tella, una empresa argentina dedicada a la fabricación y comercialización de máquinas industriales, dispositivos electrónicos, vehículos de transporte y, en general, casi cualquier aditamento electromecánico de Argentina.
La marca construía desde refrigeradores hasta automóviles.
A pesar de que la historia oficial del personaje marca que “nació” el 29 de septiembre de 1964 (fecha de su primera publicación en la revista Primera Plana), su origen se remonta a dos años antes, cuando Siam Di Tella estaba a punto de lanzar una nueva división dedicada a la fabricación de refrigeradores y electrodomésticos, a la que habían bautizado como Mansfield.
La compañía contrató a la agencia Agens Publicidad para que realizara una campaña con el objetivo de dar a conocer la nueva marca. A Norman Briski, uno de los creativos de la agencia (que luego se convertiría en un popular actor argentino), se le ocurrió realizar una campaña encubierta: diseñar una tira cómica que, sin que nadie supiera, contendría muchas alusiones a la marca y ayudaría a popularizar a Mansfield. La marca aceptó la propuesta, pero puso dos condición: que los nombres de todos los personajes principales de la tira comenzaran con “M”, y que en cada historia apareciera por lo menos uno de los electrodomésticos Mansfield.
Quino, el autor de Mafalda, comiendo una rica sopa.
La agencia contactó a Miguel Brascó, un poeta, escritor, humorista y dibujante argentino, al que le propusieron la idea. Brascó no se interesó en dibujar la tira, pero recomendó a Joaquín “Quino” Lavado, un dibujante con el que había coincidido en la revista humorística Tía Vicenta y que, debido a su talento, había llevado a la revista Leoplán, en la que Brascó estaba a cargo del suplemento humorístico.
“Querían una familia con padre, madre y dos hijos: un típico contexto para que aparecieran los productos. Lo que necesitaban no tenía nada que ver con lo que yo normalmente hacía, así que le derivé el trabajo a Quino, que en ese momento trabajaba conmigo”, recordó Brascó.
Quino aceptó la oferta y elaboró 8 tiras cómicas. En los cómics originales se retrata la vida de una familia típica de clase media, en la que destacaban una niña llamada Mafalda, que fue bautizada por otra cuestión meramente azarosa, el autor acababa de ver la película Dar la Cara, en donde una pequeña bebé, que nunca sale a cuadro, llevaba ese nombre. Puedes ver la aparición de Mafalda en el minuto 48, donde mencionan “Mafalda, tiene nombre de princesa.”
Para su tira, Quino se influenció de Peanuts, la simpática tira cómica de Charles M. Schulz protagonizada por Charly Brown y Snoopy, además de tomar elementos de Blondie (Lorenzo y Pepita), otra popular tira que contaba las chistosas aventuras de una familia de clase media norteamericana.
“Schulz trajo personajes antipáticos, simpáticos, buenos, malos, envidiosos y eso fue una revolución. Yo tomé bastante de él, pero como no soy norteamericano, hice una adaptación muy argentina de la cosa”, recordó el autor en una entrevista.
Se llegó a un acuerdo con el popular diario Clarín, que aceptó otorgar un espacio a Quino en sus interiores, pero sin pagarle nada a cambio y esperar a ver si sus tiras gustaban a los lectores del periódico. El autor, que ya tenía un sueldo seguro acordado con Agens, aceptó la propuesta. Pero, cuando Quino entregó las 8 tiras al editor de Clarín, se descubrieron las múltiples referencias a los electrodomésticos Mansfield, y se rompió el trato.
Brascó, que vio las 8 tiras, quedó encantado con el resultado, y ofreció publicar una versión sin los electrodomésticos en Gregorio, un suplemento de la revista Leoplán. Siendo esa la primera aparición de Mafalda en cualquier medio, aunque en ese momento su aparición se limitó a 3 tiras en 1963.
Un año después, Julián Delgado, un periodista que tendría un triste final al ser asesinado por la dictadura argentina, le propuso a Quino llevar una propuesta de tira a la revista de política Primera Plana, donde Delgado trabajaba como jefe de redacción. El dibujante retomó a Mafalda, y y la revista quedó convencida de inmediato del trabajo de Quino. Un año después, el 15 de marzo de 1965, llevó su trabajo al diario El Mundo, donde continuó la tira logrando mayor fama pública, pero es cuando llega a la revista Siete Días Ilustrados que se convierte en un fenómeno de popularidad.
Quién diría que la eterna inconforme con el mundo, que repudia el mundo de los adultos, estaría relacionada con una campaña publicitaría de electrodomésticos, los elementos del hogar que, en la mayoría de las ocasiones, marcan la entrada a la madurez. Así es, cuando comenzamos a preocuparnos por comprar un refrigerador o una estufa, significa que dejamos la infancia de lado en más de una forma. Afortunadamente para todos nosotros, Mafalda permanecerá siempre como una inteligente niña que se burla de los mayores en las magnificas tiras de Quino
Fuente: Tebeosfera | CE