Una de las maravillas que la lengua nos provee es la de descontextualizar algunas palabras y darles otros significados. Ese es el caso de la palabra “pisar”, que algunas la usan para designar el acto sexual. Sin embargo, esta palabra tiene su origen en la manera de reproducirse de los gallos y las gallinas.
Para aparearse el gallo se sube sobre la gallina (“pisándola”), para luego depositar sus espermas, sin penetración, porque los gallos no tienen pene. Tanto el gallo como la gallina tienen un orificio llamado cloaca. Tal vez ya sabías esto, ¿pero sabes porque la evolución no dotó de un pene a los gallos y a otras aves sí? Investigadores de la Universidad de Florida han estudiado el desarrollo genético de los pollos y, gracias a un estudio publicado hace algunos años, ahora sabemos por qué ocurre esto.
Resulta que la posibilidad de la creación del pene en gallos y otras aves aparece cuando son embriones, pero el órgano reproductor nunca llega a desarrollarse. Esto sucede porque un gen denominado Bmp24 interrumpe el desarrollo de las células en el área genital, dejando al gallo con la llamada cloaca similar a la de las gallinas.
Se trata de un pene en desarrollo (pseudocoloreada en rojo) de un embrión de pollo. Imagen: AM Herrera y MJ Cohn, Universidad de Florida.
Martin Cohn, el jefe del equipo de científicos, piensa que este rasgo evolutivo sucedió para disminuir la violencia que podría implicar el encuentro sexual entre estas aves. Pero no sólo eso, los genes Bmp definen toda la fisonomía de los pollos como la forma del pico, las plumas, etc. Esto significa según el estudio que “la modulación de la regulación de genes Bmp jugó un papel importante en la evolución morfológica aviar”. | CE