El territorio morelense abarca desde los bosques de las tierras altas del norte del estado, hasta la tierra caliente, limítrofe con Guerrero. Morelos se sitúa en el gran declive que parte del altiplano y llega hasta el Océano Pacífico; las cumbres captan el agua de las lluvias y su escurrimiento da lugar a numerosos saltos y cascadas.
La presencia del agua precipitándose al vacío siempre resulta grata y refrescante, por ello los sitios donde esto acontece son atractivos para el paseante y turista.
Motivo de inspiración en Hueyapan
El vocablo náhuatl Hueyapan nos refiere a la abundancia de agua y esto se confirma cuando se visita el río Amatzinac para contemplar su hermosa cascada, enmarcada por jugosa vegetación. La belleza del lugar sirvió de inspiración al notable compositor José Pablo Moncayo, autor del famoso Huapango, quién le dedicó su hermoso poema sinfónico “Amatzinac”.
Al visitar Hueyapan se puede disfrutar de riquísima comida, incluidos los hongos que obsequia la temporada de lluvias, es oportunidad también de conocer su bello y minúsculo
convento donde se guarda una de las imágenes más reconocidas del arte popular: el Nicho de Hueyapan, tallado virtuosamente en un solo tronco por el maestro Higinio de Zacualpan en 1828.
Cascada en el Amatzinac
Tributando al Amacuzac
En las riberas del río más importante de Morelos, el Amacuzac, se localizan varios balnearios, entre ellos el de Los Manantiales, cuyos arroyuelos de agua cristalina corren que entre los árboles hasta descargar en el río, formando hermosas cascadas en su camino.
Cascadas de Los Manantiales en el río Amacuzac
Cascadas en el Amacuzac
El Balneario Apotla en Xoxocotla aprovecha la conjunción de agua y naturaleza para ofrecer sus servicios. Además del atractivo de sus albercas, campos deportivos y áreas para acampar estimula al visitante a reparar, desde la existencia de hojas fosilizadas y pinturas rupestres, hasta la flora, fauna, cavernas y cascadas que le embellecen.
Cascada en Apotla
El Salto
Uno de los atractivos naturales más importantes de Cuernavaca fue durante largos años el Salto de San Antón, infortunadamente el descuido y la inconciencia provocaron la contaminación de lo que fuera una cauce limpio.
Además de su caída de agua el Salto tiene columnas basálticas en sus paredes y su flora que inspiraron a Guillermo Prieto, quien le dedicó un poema.
Salto de San Antón, Cuernavaca
El Salto Chico
Vecino del Salto de San Antón se encuentra el Salto Chico, bella cascada que también merece un mejor destino, en tiempos que se reconoce el valor de la educación ambiental y la biodiversidad
El Salto Chico, Cuernavaca