El actual telescopio cuanta con un espejo de 2.1 metros de largo, y tiene casi 40 años de servicio, por eso se ha vuelto necesario reemplazarlo con uno más moderno y eficiente. El nuevo telescopio incluirá un espejo de 6.5 metros de diámetro, que tendrá mayor alcance, lentes correctoras de óptico-infrarrojo de última generación, un telescopio secundario, una cámara de gran campo y un instrumento en el cercano infrarrojo para espectroscopía. El espejo primario del dispositivo será de una sola pieza, y estará hueco por dentro, una característica que le permitirá regular su temperatura.
Este artefacto ya está siendo desarrollado en conjunto con la Universidad de Arizona, cuyas instalaciones se usarán para realizará la última fase de pulido detallado de los lentes. Gracias a la colaboración de la Universidad de Arizona y el Smithsonian Astrophysical Observatory (SAO), el Observatorio de San Pedro Mártir tendrá un nuevo laboratorio administrado en conjunto por México y Estados Unidos.
“México aporta la inversión que hace falta para completar el proyecto. Se contará con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) y de la UNAM, además de aportaciones de elementos ópticos e instrumentos, y la colaboración tecnológica de los socios norteamericanos. Gracias a esto tendrá la infraestructura de vanguardia necesaria para adaptarse a la investigación astronómica que hoy se realiza en el mundo, por eso este proyecto permitirá seguir con la contribución mexicana en el campo de la astrofísica”, recalcó Jesús González González, director del Instituto de Astronomía de la UNAM.
Por el momento el desarrollo del nuevo telescopio se encuentra en una etapa inicial, apenas concretando la parte final de su diseño. Se espera que un equipo de expertos independientes sean los encargados de estudiar la propuesta que se aprobó, para aportar recomendaciones para mejorar el dispositivo. La construcción del telescopio iniciará en algún punto del 2017 y se espera que este lista dentro de cinco años.