Su magia está en la generación de energía eléctrica a partir del almacenamiento -a través de unas texturas especiales, las de color negro en la imagen- y conversión de la energía calórica obtenida por alguna de tres formas: A través del calor producido por la fricción generada entre el asfalto y la llanta al estar el auto en movimiento, por la deformación de la llanta cuyo calor es recogido esta vez por un material piezoeléctrico, y por el calor recogido de la energía solar al mantenerse aparcado en un lugar abierto.
Como de costumbre, un video lo explica mejor:
Claro, sobra ilusionarse con verle pronto en un auto propio pues múltiples problemas podrían detener su masificación, entre otros, el costo de los materiales, el precio asimismo de las llantas por el anterior detalle, el manejo del desgaste -cuánto tiempo tardarán en quedar inservibles- y la relación precio/beneficio pues la carga conseguida apenas si se podrá aprovechar para un breve empujón.
Pero bueno, es una interesante noticia que muestra que hay interés en las energías renovables y en la promoción de los autos eléctricos. [Vía: The Verge] [whatsnew]