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Premia Fundación Humboldt investigación de astrónomo mexicano

Armando Bonilla
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Ciudad de México. (Agencia Informativa Conacyt).- En reconocimiento a su trayectoria, en particular por sus revolucionarias aportaciones en torno al proceso de formación de estrellas, el doctor en ciencias —astronomía— Javier Ballesteros Paredes figura entre las listas de los investigadores reconocidos con el Premio Friedrich Wilhelm Bessel que otorga la Fundación Humboldt, en Alemania.

Para obtener dicho galardón (2017), el investigador adscrito al Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Morelia, fue postulado por dos investigadores, uno de origen alemán y uno estadounidense, aun cuando basta con una sola postulación para participar en el certamen.

“A mí me propusieron Ralf Klessen, de la Universidad de Heidelberg, y Mordecai Mac Low, del Planetario de Nueva York; asimismo, fui recomendado por los doctores Andreas Burkert, del Max Planck Institute, Lee Hartmann, de la Universidad de Michigan, y Enrique Vázquez Semadeni, de la UNAM; es decir, fui propuesto por dos investigadores y recomendado por tres más. Supongo que, además de los resultados de mi investigación, esto jugó a mi favor”.

Un nuevo paradigma en torno a la formación estelar

“Cuando comencé a estudiar astronomía se pensaba que las nubes interestelares que forman las estrellas se condensaban en un proceso muy lento. Se creía que la nube colapsaba de poco en poco, se compactaba hasta lograr densidades y temperaturas lo suficientemente altas como para encender sus reacciones nucleares y brillar”.

A través de su tesis doctoral Propiedades físicas y estadísticas de las nubes, simulaciones numéricas del medio interestelar, Ballesteros Paredes estudió las propiedades estadísticas de las estrellas y las nubes, comparando simulaciones numéricas con datos observacionales. Fue así como documentó que las nubes son entidades mucho más dinámicas de lo que se pensaba y que, en consecuencia, las estrellas se formaban mucho más rápido y se dispersaban también con relativa velocidad.

“Estas aportaciones significaron un cambio de paradigma, ya que la interpretación de un proceso de formación estelar cuasiestático, que demoraba mucho tiempo —hasta 30 millones de años—, se replanteó en una teoría opuesta —dos o tres millones de años— que postulaba un fenómeno mucho más veloz”.

Al presentarla en un congreso y ser cuestionado por investigadores de renombre, apareció nueva información que le permitió ampliar su trabajo. En ese momento, Lee Hartmann, uno de los investigadores que actualmente lo apoyó para el premio, sabía de la existencia de un problema que llevaba 20 años sin una solución convincente y le planteó que su teoría podría solucionarlo.

“Resulta que las nubes moleculares no tienen estrellas con edades entre 10 y 30 millones de años de edad, solamente tienen estrellas de menos de tres millones de años. Esta falta de estrellas más viejas no se entendía, pues si las nubes forman estrellas durante toda su vida, se esperaba que existieran estrellas de entre 10 y 20 millones de años asociadas a nubes moleculares”, dijo en entrevista a la Agencia Informativa Conacyt el investigador galardonado.

Gracias a su trabajo, este problema se resolvió de manera sencilla al plantear que las nubes en realidad se forman y destruyen en escalas de tiempo mucho menores. Esto dio origen al escenario de formación estelar rápida.

A esa línea de investigación, el doctor le dio continuidad y ha realizado nuevas aportaciones en torno a la formación estelar a partir de simulaciones numéricas por computadora; pero más allá del número de artículos, el impacto de su trabajo se mide en el número de citaciones que logran sus resultados.

 

 

 

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