Los drones son cada vez más versátiles, pues ahora sirven para hacer cosas que van desde repartir cartas hasta realizar espectáculos en las Olimpiadas. Pero los vehículos aéreos no tripulados no se preocupan sólo por robarnos fuentes de empleo, también por salvar nuestra alma.
Así lo prueba el nuevo miembro de la parroquia Sao Geraldo Magela, que forma parte de la Arquidiócesis de Sorocoba, Brasil. Y es que durante una misa celebrada en esa iglesia, un drone suplió a los monaguillos locales al transportar el ostensorio (también conocido como custodia), el objeto en donde se coloca la hostia antes de la comunión.
Eso sí, el drone tuvo que ser asistido por una fiel creyente, pero al final logró transportar –con ciertas dificultades– el ostensorio hasta las manos del padre. Aquí el video de la ceremonia:
El acto, que podría haber pasado por una simple curiosidad, se volvió viral luego de que Caritatem, una organización que se dedica a “promover y defender los principios de la tradición y doctrina católica” (y a recopilar videos de “sacrilegios”), publicó el video en sus redes sociales para criticar al párroco que permitió que el drone “entrara a la casa del Señor”.
En lugar de ser visto como una forma de vincular a la iglesia católica con la tecnología y atraer a un público alejado de las misas tradicionales, el drone monaguillo fue duramente atacado en redes sociales por otros sacerdotes, y miembros de la comunidad católica.
“¡Cuanta falta de respeto, sacrilegio, blasfemia, insulto y ofensa a todo lo que es santo! ¿Están jugando con Dios? Vete al parque de diversiones. ¿Quieren jugar? ¿Quieren alboroto!? Vayan al parque. Ahí no se respeta la casa de Dios ni a Dios mismo. ¡Mi próxima misa será ofrecida en reparación de este acto!”, dijo el padre Augusto Bezerra en su cuenta de Facebook.
Las reacciones en contra del drone monaguillo fueron tantas, que incluso el Arzobispo de la zona, Monseñor Julio Endi Akamine, afirmó que nunca se volverá a repetir un hecho similar. Ni hablar, nos quedamos sin drones en las iglesias de Latinoamérica. En Japón son un poco más abiertos, donde incluso existen sacerdotes robot que cobran más barato las misas budistas.
FUENTE Caritem (Facebook)