Lo más curiosos es que desbloquear los teléfonos de esta manera no es en lo absoluto ilegal.
Parece una historia sacada de una novela negra futurista… pero no. Desde noviembre de 2016, el FBI utiliza dedos de cadáveres para desbloquear teléfonos, con la finalidad de obtener información valiosa para sus investigaciones.
Todo empezó cuando hace dos años el terrorista Abdul Razak atropelló a varias personas en la Universidad Estatal de Ohio y la policía lo mató a tiros. En aquella ocasión, el FBI intentó acceder al teléfono de Razak a través de su huella digital, utilizando el dedo ensangrentado del terrorista. Sin embargo, el teléfono se había quedado “dormido” y cuando lo activaron solicitaba una contraseña, por lo que no lograron su cometido.
A partir de ese momento, la policía no dudó en que se trataba de un nuevo y eficiente método, así que siguió llevando a cabo este tipo de prácticas con buenos resultados. Tanto, que se ha vuelto algo común en el FBI.
El FBI ha utilizado los dedos de los sospechosos fallecidos para desbloquear sus teléfonos y así han conseguido ahorrar en herramientas más complicadas para acceder a la información. Pero si crees que se trata de algo fuera de la ley, pues resulta que no lo es. Como explica la abogada Marina Medvin a la revista Forbes, cuando una persona fallece, ya no existe un interés privado en su cadáver y por tanto “ya nadie tiene derecho a reclamar derechos de privacidad”.
Ni siquiera los familiares pueden impedir que la policía utilice las huellas dactilares para acceder a los teléfonos, ¿por qué? Sencillo, según Medvin, una vez que alguien comparte información se pierde el derecho a la privacidad, por eso nada puede impedir que la policía pueda acceder a los mensajes.
Pero el FBI no siempre ha corrido con la misma suerte. Basta con recordar el caso del tiroteo de San Bernardino, California, ocurrido en 2016. El departamento de policía intentó acceder a los datos del teléfono de uno de los involucrados y no consiguió hacerlo porque el teléfono no tenía lector de huellas dactilares, y Apple se había negado a compartir la información con la policía. En ese momento, el departamento de policía tuvo que acudir a un tercero para burlar la seguridad del iPhone y conseguir lo que se proponía.
FUENTE: Forbes