Desde Sully Prudhomme, en 1901, hasta Patrick Modiano, en 2014, ciento once autores han sido galardonados con el Premio Nobel de Literatura, no sin casos polémicos y controversiales.
Existen voces que se niegan a reconocer la calidad de todos los escritores y, por el contrario, consideran que son muy pocos los que realmente han sido dignos de ser premiados.
Muchos de estos escritores hoy en día han caído en el olvido, ante el auge de nuevos creadores y la necesidad de las editoriales por ofrecerlos como los próximos clásicos para mejorar sus ventas. Sin embargo, un buen escritor difícilmente perderá vigencia.
Esta semana mi recomendación gira en torno al Nobel de 1951: Pär Lagerkvist (Växjö, Småland, 23 de mayode 1891-Estocolmo, 11 de julio de 1974).
Testigo de la Primera y la Segunda guerras mundiales, Lagerkvist cuestionaba los argumentos bélicos y tachaba de inútiles todas las guerras a través de su obra poética y narrativa.
Derivado de sus reflexiones respecto del bien y el mal, escribió novelas y relatos que contienen pesimismo, pero a la vez son críticas contra los totalitarismos y la figura de quienes, endiosados en sí mismos, deciden quién o quiénes deben morir.
El libro que recomiendo se titula Barrabás y otros relatos (Orbis, 1982). El volumen contiene las novelas Barrabás (1950) y El enano (1944), así como el relato El verdugo (1933).
La primera es acaso la obra más famosa de Lagerkvist. En 1953 fue adaptada al cine por el director sueco Alf Sjöberg, pero la adaptación de 1962, con Anthony Quinn como protagonista, le dio fama internacional. En abril de 2014, Discovery Channel estrenó una miniserie homónima basada en el texto de Pär Lagerkvist.
La historia escrita por el Nobel comienza con la liberación de Barrabás, con base en la historia bíblica, y la posterior crucifixión de Jesús. A partir de ese momento, Lagerkvist narra una visión personal respecto de lo que ocurrió con el ladrón luego de ser perdonado.
El sueco transporta al lector hacia aquellos años mediante una narración que detalla los sitios, los rostros. En la obra se lee la lucha entre el bien y el mal; Barrabás es asediado por sus demonios y se ve obligado a justificarse a sí mismo la redención, mediante diversos actos que se desarrollan a través del texto, con la maestría característica de Lagerkvist.
La historia de El enano está ambientada en la Italia renacentista. El protagonista, Piccolino, mide 65 centímetros y está al servicio de un príncipe. El narrador es el propio personaje.
En voz del propio Piccolino, el lector asiste a las confesiones de un hombrecillo que siente fascinación por la maldad y el desprecio por los otros. Ama la sangre y detesta las debilidades del ser humano. Lucha consigo mismo para alcanzar ese ideal suyo respecto de ser un digno representante del mal.
Con el paso de la narración se conocen la vida en palacio, los amoríos extramaritales de la esposa del príncipe, las costumbres de la época: todo, desde la mirada de quien ser resiste a ser considerado únicamente el bufón del príncipe y pelea con todas sus fuerzas contra la bonachonería.
Piccolino ama la guerra, considera que el amor muere y luego se pudre. Desconoce el miedo, la angustia y el remordimiento. No hay nada –confiesa– que pueda impresionarlo.
Página tras página, conocemos las reflexiones del personaje, sus posicionamientos respecto de temas como la religión, el amor, el bien y el mal, tratados de una forma magistral que convierten a El enano en una obra fascinante.
Por último, El verdugo es el texto más corto de los tres. Se trata de una crítica hacia los regímenes totalitarios, hacia el nazismo en sí. Hay posturas sobre la guerra, el racismo, la tiranía. Una obra también para tener en cuenta.